«Me desperté esta mañana y me sentí pesada.
No me he despertado sintiéndome así por un tiempo.
Creo que es porque me distraigo mucho, me sumerjo en proyecto tras proyecto.
Pero me desperté, y no tenía un plan.
No había lista de tareas pendientes, reuniones o citas, era como si estuviera flotando y las olas siguieran llegando.
La verdad es que estaba muy preocupada por mi cita de terapia en la tarde.
Me desperté sintiendo que tenía que llorar, así que sabía que caerían muchas lágrimas durante la sesión y no estaba segura de estar preparada para ello.
Ya hemos tenido bastantes sesiones hasta ahora, pero no fue hasta la semana pasada que comenzamos a trabajar en las partes más profundas de mi dolor acerca de la enfermedad terminal de mi padre.
Y me cuesta mucho hablar realmente de mis sentimientos a medida que los experimento.
Eso es lo que a menudo hago cuando la gente me pregunta cómo estoy o cómo está él, pero estoy tratando de encontrar el equilibrio entre permitirme sentir y distanciarme de mis emociones para que no me duela tanto.
Y es un proceso para darme permiso para ser, sentir y no tener miedo de ser vista o escuchada en esos momentos.
Pero aquí es donde entra el verdadero trabajo, hablar de las cosas incómodas, mis miedos, colocarlos sobre la mesa con la esperanza de poder moverme con ellos y dejar de resistirme.
Entonces, hoy estoy dejando de lado la necesidad de controlar mi proceso de duelo y hacer espacio para permitir que las olas se rompan cuando entran.
Hoy, elijo nadar en lugar de flotar…»
– Jessica Olie (Via: elephant journal)
«The big sigh»-Pascal Campion©
Mariposadel67 