Masao Yamamoto©
“Y aunque todo haya ido mal, me levantaré frente al Señor de la Canción, con nada en mi lengua más que Aleluya”
«5.
Todos los hombres te encantan.
Si alguna vez lees esto
piensa en el hombre que lo ha escrito,
él odiaba al mundo en tu nombre.
16.
Ya no estoy en mi mejor momento para practicar
el oficio de los versos.
Se me da mucho mejor
estar en el cuarto ropero con Sara.
Pero incluso en este mundo alternativo
tampoco estoy ya en mi mejor momento.
Necesito
la compasión de mi propia atención.
Quién podría haber adivinado
que el corazón envejece
del contacto con otros.
49.
Un día de estos
serás el blanco
del desprecio de los esclavos.
Entonces no hablarás con tanta tranquilidad
sobre tu libertad y tu amor.
Entonces te aguantarás las ganas
de ofrecernos tus respuestas.
Tú tienes muchas cosas en la cabeza.
Nosotros sólo pensamos en la venganza.
68.
Dejé que tu mente entrara en mí
por culpa de la soledad.
Fui un hogar para tu visión.
Pero no podría serlo dos veces.
No pises tu sombra,
no pises mi escoba.
Yo mantendré tu sombra limpia.
95.
El amor es un fuego.
Arde por todas partes.
Desfigura a todo el mundo.
Es la excusa que el mundo pone
por ser tan feo.
102.
Ya no me queda talento.
Ya no puedo escribir más poemas.
Ya podéis llamarme Len o Lennie,
como siempre habéis querido hacer.
Supongo que debería dejarlo,
pero los viejos hábitos persisten
y las mujeres no hacen más que empujarme a ello.
Antes de que me acuséis de que os aburro
(para vuestro definitivo triunfo y alivio)
acordaos de que ni vosotros ni yo
podemos hacer ya el amor,
y una vez más habéis disfrutado
de la compañía de mi alma.
114.
Cada vez que mi mujer tiene un hijo
se vuelve loca;
ve el mundo con lucidez
y se vuelve loca.
La tenemos que internar
para poder volver a la guerra.
Hombres y mujeres mueren
precisamente delante del niño.»
— Leonard Cohen (De “La energía de los esclavos” (The energy of slaves, 1972). Visor Libros.)