
«Cae en pedazos y en el aire busca alrededor los restos que algún día perteneció a sí mismo; mientras la caída no le da tregua busca de reojo algo a que asirse. Solo la voz de un amigo le resuena en sus oídos – ¡Te lo dije…!
El viento -mientras tanto – le da aliento y sostén para seguir respirando, para seguir sintiéndose vivo, para saber que no todo está perdido y que aún después de lo inevitable; todo valió la pena.
¿Cuántas veces te creíste inmortal? ¿Te diste la oportunidad de valorar la calidez del sol en un día de invierno?
Mientras seguís cayendo aparecen los rostros de todos aquellos que fueron alguien. Te miran; algunos sonríen, otros lloran sabiendo lo que viene, pero te sentís confortable y te dejás llevar por el destino en el que no crees.
El firme sonido en tu propio cuerpo es el que te indica el final de tu camino; y es allí, justo allí donde la mueca en tu cara se transforma en la sonrisa más brillante que jamás haya visto un ser viviente.
Ahora eres parte, ahora lo entiendes, ahora vives….»
-Elliot Bourdin