Que nunca deje de ser inquieta.
Que nunca deje de ser osada.
Que nunca deje de ser osada.
Que mis cenizas, cuando las tengas, amigo,
y las entregues al océano,salten en la espuma de las olas,
amando todavía el movimiento,dispuestas aún, más allá de todo,
a bailar para el mundo.
y las entregues al océano,salten en la espuma de las olas,
amando todavía el movimiento,dispuestas aún, más allá de todo,
a bailar para el mundo.
Mary Oliver
Estados Unidos, 1935
Estados Unidos, 1935

