«She is immensely interested in him.
She has even secret mischievous moments in which
She has even secret mischievous moments in which
she wishes she could get him alone,
on a desert island,
on a desert island,
away from all ties and with nobody else
in the world to consider,
and just drag him off his pedestal and see him
and just drag him off his pedestal and see him
making love like any common man.
But when it comes to business,
But when it comes to business,
to the life that she really leads as distinguished
from the life of dreams and fancies,
from the life of dreams and fancies,
she likes Freddy and she likes the Colonel;
and she does not like Higgins[…]
Galatea never does quite like Pygmalion:
his relation to her is too godlike
and she does not like Higgins[…]
Galatea never does quite like Pygmalion:
his relation to her is too godlike
to be altogether agreeable…»
Mrs. Patrick Campbell
George-Bernard-Shaw
”Para el profesor Higgins yo seré siempre una florista
porque él me trata siempre como a una florista;
pero yo sé que para usted puedo ser una señora,
porque usted siempre me ha tratado
porque él me trata siempre como a una florista;
pero yo sé que para usted puedo ser una señora,
porque usted siempre me ha tratado
y me seguirá tratando como a una señora.”
Eliza Doolittle en la obra “Pigmalión” de G.B Shaw
Él escribe:
Si te mirara a los ojos sin hablar durante dos minutos
(¡callado por dos minutos con una audiencia, aunque sea de uno.! Imposible)
encontraría el paraíso. Creo que ya estás poniéndote bien. Escucho un
timbrazo, veo un destello. La valiente y dura Stella se está conmoviendo.
¡Stella! ¿Quién es Stella? ¿Puede ella amar a esta draga humana?
Eso es lo que soy. ¿Está dispuesta a aferrar un trozo de metal sobre su
pecho? ¡.Su pecho! Me acuerdo ahora cuando ella tomó mi mano por vez primera
de manera que rozara su pecho.
Un viejo e infame truco que me estremeció violentamente, atravesando
todo mi metal.
Entonces, yo era joven y tonto, y era posible estremecerme.
¿Qué le importaba a ella de mí entonces?
¿Qué eran mis nudillos para ella?
(Fue con los nudillos que la rocé).
Si hubiera sentido lo que yo sentí, se
habría elevado al cielo y me hubiera llevado con ella de la mano.
Oh, por
favor, levántate, levántate de esa cama y ponte bien de inmediato.
Si no lo
haces, me meteré yo en la cama y feneceremos los dos, escandalosamente.
Si te mirara a los ojos sin hablar durante dos minutos
(¡callado por dos minutos con una audiencia, aunque sea de uno.! Imposible)
encontraría el paraíso. Creo que ya estás poniéndote bien. Escucho un
timbrazo, veo un destello. La valiente y dura Stella se está conmoviendo.
¡Stella! ¿Quién es Stella? ¿Puede ella amar a esta draga humana?
Eso es lo que soy. ¿Está dispuesta a aferrar un trozo de metal sobre su
pecho? ¡.Su pecho! Me acuerdo ahora cuando ella tomó mi mano por vez primera
de manera que rozara su pecho.
Un viejo e infame truco que me estremeció violentamente, atravesando
todo mi metal.
Entonces, yo era joven y tonto, y era posible estremecerme.
¿Qué le importaba a ella de mí entonces?
¿Qué eran mis nudillos para ella?
(Fue con los nudillos que la rocé).
Si hubiera sentido lo que yo sentí, se
habría elevado al cielo y me hubiera llevado con ella de la mano.
Oh, por
favor, levántate, levántate de esa cama y ponte bien de inmediato.
Si no lo
haces, me meteré yo en la cama y feneceremos los dos, escandalosamente.
Ella escribe:
Hay partes de tus cartas que no puedo responder, excepto con un silencio
dorado.
¿Alguna vez te llamé «payaso»?
Supongo que fue cuando dijiste que eras Dios.
Esta semana va a ser mala, me dijeron que finalmente me van a operar.
No seré capaz de escribir por algunos días.
Mis amigos van a tener que juntar las manos para rezar por mí.
Me alegra haberte conocido.
Buenas noches.
Hay partes de tus cartas que no puedo responder, excepto con un silencio
dorado.
¿Alguna vez te llamé «payaso»?
Supongo que fue cuando dijiste que eras Dios.
Esta semana va a ser mala, me dijeron que finalmente me van a operar.
No seré capaz de escribir por algunos días.
Mis amigos van a tener que juntar las manos para rezar por mí.
Me alegra haberte conocido.
Buenas noches.
Él escribe:
¿Puedo contarte sobre los cálculos que he estado haciendo en mi cabeza desde
que te enfermaste?
Dinero. Ella necesita dinero.
¿Lo tiene? Déjeme ver. 116 libras a la semana por Bella Donna.
La mitad de eso va para los banqueros para cubrir deudas.
Eso deja un saldo de 58 libras a la semana, y prueba que los banqueros deben
haberle permitido girar al descubierto descabelladamente.
Pero hay un límite para las cuentas deudoras.
Ese límite debe estar aproximándose. o puede haber llegado.
¿Hay amigos a quién recurrir? De nada sirve el orgullo. Cuando se necesita
el dinero debe tomarlo o recaudarlo de cualquier forma.
Pero si esos amigos no se ofrecieran e insistieran, ella podría ir con un
prestamista.
Delicadeza: ese es el problema.
Una mujer está gastando dinero como agua cuando no lo tiene, y la gente
habla de delicadeza.
Gracias a Dios que yo no tengo ninguna, ni buen gusto, como usted me dijo.
Ay, dulce venganza: convertirme, como Júpiter con Danae, en una lluvia de
oro.
Claro que. yo no tengo suficiente oro: no soy rico, ni trabajo para una gran
compañía, como «Charlotte y Co.».
¿Cuánto necesitará? No. Debo ser prudente:
¿Cuál es la cantidad mínima con a que puede arreglárselas?
Está el alquiler, la Navidad… y los regalos de navidad. Las cuentas, las
enfermeras, los médicos.
Por supuesto, ahorra mucho dinero al estar en la cama: no compra atuendos
elegantes y no toma taxis.
¿Le alcanzarán unas 250 libras? ¡Dios!
Ofrecerle a Stella 250 libras mugrosas. Me escupo a mí mismo. Pero ella dice
que no puede racionar el dinero.
Despreciable debilidad. Quizás sería mejor darle el dinero en cuotas
quincenales.
¿Cuánto puedo darle? ¡Idiota! ¿Por qué preguntas lo mismo una y otra vez?
Sabes perfectamente que quieres darle 1000 libras.
Muy bien: mete la chequera en tu bolsillo, ve hacia ella y pregúntale.
Si no lo quiere, no hay nada que perder.
Si no sirve, no hay más nada que puedas hacer.
Si lo quiere, pero no lo toma, hay otras maneras,
pero la forma sencilla es la más honesta, y debería funcionar.
Ja. Mi abuelo solía decir que ningún hombre, príncipe o mendigo,
podría rechazar un billete de 5 libras si lo agitaras debajo de su nariz.
¿Por qué no tomé un billete de 1000 libras y lo agité debajo de tu nariz?
¿No te habría gustado tomarlo y quemarlo en mi cara? Quel geste!
Yo podría permitírselo, admirar el incendio, sacar otro billete
y dejar que queme ese también.
¿Puedo contarte sobre los cálculos que he estado haciendo en mi cabeza desde
que te enfermaste?
Dinero. Ella necesita dinero.
¿Lo tiene? Déjeme ver. 116 libras a la semana por Bella Donna.
La mitad de eso va para los banqueros para cubrir deudas.
Eso deja un saldo de 58 libras a la semana, y prueba que los banqueros deben
haberle permitido girar al descubierto descabelladamente.
Pero hay un límite para las cuentas deudoras.
Ese límite debe estar aproximándose. o puede haber llegado.
¿Hay amigos a quién recurrir? De nada sirve el orgullo. Cuando se necesita
el dinero debe tomarlo o recaudarlo de cualquier forma.
Pero si esos amigos no se ofrecieran e insistieran, ella podría ir con un
prestamista.
Delicadeza: ese es el problema.
Una mujer está gastando dinero como agua cuando no lo tiene, y la gente
habla de delicadeza.
Gracias a Dios que yo no tengo ninguna, ni buen gusto, como usted me dijo.
Ay, dulce venganza: convertirme, como Júpiter con Danae, en una lluvia de
oro.
Claro que. yo no tengo suficiente oro: no soy rico, ni trabajo para una gran
compañía, como «Charlotte y Co.».
¿Cuánto necesitará? No. Debo ser prudente:
¿Cuál es la cantidad mínima con a que puede arreglárselas?
Está el alquiler, la Navidad… y los regalos de navidad. Las cuentas, las
enfermeras, los médicos.
Por supuesto, ahorra mucho dinero al estar en la cama: no compra atuendos
elegantes y no toma taxis.
¿Le alcanzarán unas 250 libras? ¡Dios!
Ofrecerle a Stella 250 libras mugrosas. Me escupo a mí mismo. Pero ella dice
que no puede racionar el dinero.
Despreciable debilidad. Quizás sería mejor darle el dinero en cuotas
quincenales.
¿Cuánto puedo darle? ¡Idiota! ¿Por qué preguntas lo mismo una y otra vez?
Sabes perfectamente que quieres darle 1000 libras.
Muy bien: mete la chequera en tu bolsillo, ve hacia ella y pregúntale.
Si no lo quiere, no hay nada que perder.
Si no sirve, no hay más nada que puedas hacer.
Si lo quiere, pero no lo toma, hay otras maneras,
pero la forma sencilla es la más honesta, y debería funcionar.
Ja. Mi abuelo solía decir que ningún hombre, príncipe o mendigo,
podría rechazar un billete de 5 libras si lo agitaras debajo de su nariz.
¿Por qué no tomé un billete de 1000 libras y lo agité debajo de tu nariz?
¿No te habría gustado tomarlo y quemarlo en mi cara? Quel geste!
Yo podría permitírselo, admirar el incendio, sacar otro billete
y dejar que queme ese también.
Ella escribe:
¡Tu carta.! ¡Yo no necesito nada!
Pero, ¿te importaría prestarme algunas bacterias?
Los médicos no encuentran ninguna en mi sangre, y las necesitan
para cocinarlas y reemplazarlas luego.
Ahora dicen que las de un caballo servirán, pero yo preferiría que usaran
las tuyas.
Si no vienes a verme pronto, dejaré de existir y no podrás verme nunca más.
Pídele a Charlotte que sea buena.
Ya sé que piensa que soy una loca, o una oportunista, pero
viendo que estoy enferma, podría dejar que me visites al menos una vez.
Es perfectamente respetable.
Además, sé comportarme apropiadamente.
¡Tu carta.! ¡Yo no necesito nada!
Pero, ¿te importaría prestarme algunas bacterias?
Los médicos no encuentran ninguna en mi sangre, y las necesitan
para cocinarlas y reemplazarlas luego.
Ahora dicen que las de un caballo servirán, pero yo preferiría que usaran
las tuyas.
Si no vienes a verme pronto, dejaré de existir y no podrás verme nunca más.
Pídele a Charlotte que sea buena.
Ya sé que piensa que soy una loca, o una oportunista, pero
viendo que estoy enferma, podría dejar que me visites al menos una vez.
Es perfectamente respetable.
Además, sé comportarme apropiadamente.
Él escribe:
No. Es mejor no pedirle nada. Rara vez le menciono tu nombre.
Ayer oyó por casualidad nuestra conversación telefónica,
y las consecuencias fueron desagradables.
Me duele profundamente ver a alguien sufrir de esa forma,
pero es aún más duro que los débiles sufran más.
Elevo mis manos desesperadas hacia los cielos
y pregunto por qué no puedo uno hacer feliz a
la mujer que ama sin sacrificar a otra.
No. Es mejor no pedirle nada. Rara vez le menciono tu nombre.
Ayer oyó por casualidad nuestra conversación telefónica,
y las consecuencias fueron desagradables.
Me duele profundamente ver a alguien sufrir de esa forma,
pero es aún más duro que los débiles sufran más.
Elevo mis manos desesperadas hacia los cielos
y pregunto por qué no puedo uno hacer feliz a
la mujer que ama sin sacrificar a otra.
Ella escribe:
Oh, cariño, no seas tonto.
Anoche soñé con Charlotte; me estrechaba la mano
cálidamente, sonriendo, y me decía:
«Pensé que eras un ave del paraíso, pero sólo eras un tonto ganso».
El sueño terminó conmigo saltando de la cama y
tomándome un taxi a. ya sabes adónde.
Stella, la dangereuse.
Después de eso, comencé a recuperarme y fui a una residencia donde me
aporreaban por las mañanas y me ataban a una tabla por las noches;
pero en enero ya podía moverme por mí misma,
y en febrero pude empezar a recibir visitas, que vinieron de a montones,
todos mis conocidos y algunos desconocidos.
Uno venía todos los días, y me traía rosas y alegría.
George Cornwallis-West.
No pasó mucho tiempo hasta que el señor Shaw se percatara
de sus visitas y comenzara a comportarse de una forma muy peculiar.
Oh, cariño, no seas tonto.
Anoche soñé con Charlotte; me estrechaba la mano
cálidamente, sonriendo, y me decía:
«Pensé que eras un ave del paraíso, pero sólo eras un tonto ganso».
El sueño terminó conmigo saltando de la cama y
tomándome un taxi a. ya sabes adónde.
Stella, la dangereuse.
Después de eso, comencé a recuperarme y fui a una residencia donde me
aporreaban por las mañanas y me ataban a una tabla por las noches;
pero en enero ya podía moverme por mí misma,
y en febrero pude empezar a recibir visitas, que vinieron de a montones,
todos mis conocidos y algunos desconocidos.
Uno venía todos los días, y me traía rosas y alegría.
George Cornwallis-West.
No pasó mucho tiempo hasta que el señor Shaw se percatara
de sus visitas y comenzara a comportarse de una forma muy peculiar.
Él escribe:
¿Puede ser cierto? ¡Un pajarito me dice que me están engañando!
Dime, ¿realmente me estás rechazando? ¿Tengo que dejar de escribir versos?
Aunque confieso que no puedo pensar en otra rima para «Stella» que.
«Estela»,
«Para ti un clavel, señora Camp.bell».
Aunque me agrada ese George, digo que él es joven y yo viejo,
así que, que espere hasta que yo me canse de usted.
¿Puede ser cierto? ¡Un pajarito me dice que me están engañando!
Dime, ¿realmente me estás rechazando? ¿Tengo que dejar de escribir versos?
Aunque confieso que no puedo pensar en otra rima para «Stella» que.
«Estela»,
«Para ti un clavel, señora Camp.bell».
Aunque me agrada ese George, digo que él es joven y yo viejo,
así que, que espere hasta que yo me canse de usted.
Ella escribe:
Mantén la calma, mi querido Joey, sé amable con los tontos.
Pobre de ti.
Pero por más terrible que sea, nada se compara a la humillación que yo
siento por Charlotte, siendo que yo no soy la que está casada.
Sé que no hay nada qué puedas hacer al respecto,
pero hay mucho que George sí puede hacer.
Entonces, ¡por favor.! ¿Vas a venir a cenar un rico plato con bananas,
manzanas y nueces? Y Charlotte también, si es que no me considera una
mujerzuela de edad mediana.
Mantén la calma, mi querido Joey, sé amable con los tontos.
Pobre de ti.
Pero por más terrible que sea, nada se compara a la humillación que yo
siento por Charlotte, siendo que yo no soy la que está casada.
Sé que no hay nada qué puedas hacer al respecto,
pero hay mucho que George sí puede hacer.
Entonces, ¡por favor.! ¿Vas a venir a cenar un rico plato con bananas,
manzanas y nueces? Y Charlotte también, si es que no me considera una
mujerzuela de edad mediana.
Él escribe:
¿Charlotte sabe algo sobre George que yo no sepa?
Porque de pronto ha dejado
de ser un monstruo y se ha convertido en una sirena de ojos verdes.
Asombroso: ahora se refiere a ti sin furia.
¿A qué se debe?
¿Charlotte sabe algo sobre George que yo no sepa?
Porque de pronto ha dejado
de ser un monstruo y se ha convertido en una sirena de ojos verdes.
Asombroso: ahora se refiere a ti sin furia.
¿A qué se debe?
Ella escribe:
A su intuición femenina, querido, y al rumor sobre lo atractivo que es
George y lo interesado que está en mí. Pero basta con eso.
Recién me enteré
de la enfermedad de tu madre. Recuerdo que una vez dijiste:
«Esa a ella a quien le debo mi inteligencia y mi carácter».
Ay, Joey. Sé cuánto la quieres. Si nos deja, será una gran pérdida.
A su intuición femenina, querido, y al rumor sobre lo atractivo que es
George y lo interesado que está en mí. Pero basta con eso.
Recién me enteré
de la enfermedad de tu madre. Recuerdo que una vez dijiste:
«Esa a ella a quien le debo mi inteligencia y mi carácter».
Ay, Joey. Sé cuánto la quieres. Si nos deja, será una gran pérdida.
Él escribe:
Mamá, sí. Le sacaron una muela de juicio a los ochenta,
y ahora es el fin, según dicen.
Mamá, sí. Le sacaron una muela de juicio a los ochenta,
y ahora es el fin, según dicen.
Ella escribe:
Acabo de recibir las lamentables noticias.
Deseo de corazón que descanse en paz.
Yo tuve una madre que amaba sólo a Dante.
y cuya alma estaba llena de belleza. Cuando puedas, escríbeme.
Acabo de recibir las lamentables noticias.
Deseo de corazón que descanse en paz.
Yo tuve una madre que amaba sólo a Dante.
y cuya alma estaba llena de belleza. Cuando puedas, escríbeme.
Él escribe:
22 de febrero de 1913.
¡Qué día! Debo escribirte sobre mi día, porque no conozco a otra persona
que no odie a su madre, o a sus hijos incluso.
No sé aún si eres una campesina o una heroína, pero de cualquier modo,
tu madre no era tu Enemiga.
¿Por qué los funerales agudizan nuestro sentido del humor y nos levantan el
ánimo?
Éste fue un éxito, sin los horrores de los entierros.
Sin llorones de negro, gimoteando y revolcándose en dolor inducido.
Nadie lo supo excepto yo, Granville Barrer y el director de la funeraria.
Como no pude tener una procesión espléndida con colores brillantes
y música triunfante, era mejor que estuviéramos nosotros tres.
Menciono especialmente al director de la funeraria porque el humor comenzó
gracias a él.
Mientras caminaba hacia el crematorio,
lo vi abriéndose camino con su coche a paso
fúnebre a través del frío
(aunque mi madre hubiera preferido una corrida vigorosa).
Este hombre se me acercó con el semblante de un hombre destrozado
por la pena, y yo, duro como el metal y manteniendo lealmente el buen ánimo
(regocijándome inconteniblemente en la memoria de mi madre),
traté de darle a entender que esta chicanería profesional era innecesaria.
Y, ¡ja!, resultó que no era chicanería profesional en absoluto.
El hombre había hecho todo tipo de trabajos para mi madre por años,
y estaba realmente dolido por su pérdida.
El cajón estaba cubierto por una tela violeta, no negra.
Debo reescribir el servicio de entierro.
Hay cosas en él que están más muertas de lo que nadie ha leído jamás.
Aún así, con todos sus defectos, es la cosa más bella que puede leerse.
Y el cura no lo recitó con la monotonía que es común en tales situaciones.
Estando Barrer y yo (y mamá) en su congregación tuvo que
hacerlo con sumo sentimiento y sinceridad.
En el pasaje «la tierra a la tierra, las cenizas a las cenizas,
el polvo al polvo» hubo una pequeña
alteración en las palabras para ajustarse a la ocasión.
Una puerta se abrió en la pared, y el ataúd violeta la atravesó
misteriosamente y desapareció cuando ésta se cerró.
La gente creyó que esa era la puerta del horno crematorio, pero no lo era.
Yo fui me ubiqué detrás de la escena al final del servicio, y vi el proceso.
A la gente le da miedo verlo, pero es maravilloso.
Allí encontré el ataúd violeta frente a otra puerta, esta vez
indudablemente la del horno.
Cuando se abrió hacia arriba, pude ver una
pequeña y sencilla cámara de cemento y ladrillo refractario.
No se sentía calor ni ruido alguno, ni rugientes corrientes de aire.
Ni llamas, ni combustible.
Lucía fresco, limpio, claro.
Tú habrías entrado sin vacilar.
Luego el ataúd ingresó en el horno, los pies primero.
Y, para mi sorpresa, los pies estallaron milagrosamente en cientos de
trizas de granate del color del fuego, ardientes y sin humo,
como lenguas de Pentecostés,
y cuando el cajón atravesó la puerta, se encendió completamente,
hasta que mi madre se convirtió en ese hermoso fuego.
Luego se cerró la puerta, y dijeron que si queríamos ver el final del proceso,
debíamos volver en una hora y media.
Recordé la pequeña y consumida figura, y su rostro maravilloso,
murmuré un adiós para mis adentros, y salimos.
Pero cuando regresamos, el final fue hilarante.
Mamá lo hubiera disfrutado enormemente.
A través de un hoyo en el piso, vimos una espaciosa cocina
y dos cocineros trabajando en una larga mesa de cemento.
Los hombres tenían pequeñas tenazas en las manos con las
cuales extraían, hábil y afanosamente, uñas y astillas del delicado
montículo de cenizas y huesos de mi madre.
En ese momento, ella misma se inclinó sobre mí, retorciéndose de risa.
Luego la barrieron hacia un tamiz y la sacudieron, de modo que quedó
un montículo de polvo y otro de pedacitos de huesos.
Y mamá me dijo al oído: «¿Cuál de los dos soy yo?»
Y ese alegre episodio fue casi el final.
Luego, convirtieron en polvo los restos de sus huesos,
y los esparcieron sobre las flores.
«¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?».
Buenas noches, amiga,
que entiendes lo que significa la madre de uno
entre otras cosas
22 de febrero de 1913.
¡Qué día! Debo escribirte sobre mi día, porque no conozco a otra persona
que no odie a su madre, o a sus hijos incluso.
No sé aún si eres una campesina o una heroína, pero de cualquier modo,
tu madre no era tu Enemiga.
¿Por qué los funerales agudizan nuestro sentido del humor y nos levantan el
ánimo?
Éste fue un éxito, sin los horrores de los entierros.
Sin llorones de negro, gimoteando y revolcándose en dolor inducido.
Nadie lo supo excepto yo, Granville Barrer y el director de la funeraria.
Como no pude tener una procesión espléndida con colores brillantes
y música triunfante, era mejor que estuviéramos nosotros tres.
Menciono especialmente al director de la funeraria porque el humor comenzó
gracias a él.
Mientras caminaba hacia el crematorio,
lo vi abriéndose camino con su coche a paso
fúnebre a través del frío
(aunque mi madre hubiera preferido una corrida vigorosa).
Este hombre se me acercó con el semblante de un hombre destrozado
por la pena, y yo, duro como el metal y manteniendo lealmente el buen ánimo
(regocijándome inconteniblemente en la memoria de mi madre),
traté de darle a entender que esta chicanería profesional era innecesaria.
Y, ¡ja!, resultó que no era chicanería profesional en absoluto.
El hombre había hecho todo tipo de trabajos para mi madre por años,
y estaba realmente dolido por su pérdida.
El cajón estaba cubierto por una tela violeta, no negra.
Debo reescribir el servicio de entierro.
Hay cosas en él que están más muertas de lo que nadie ha leído jamás.
Aún así, con todos sus defectos, es la cosa más bella que puede leerse.
Y el cura no lo recitó con la monotonía que es común en tales situaciones.
Estando Barrer y yo (y mamá) en su congregación tuvo que
hacerlo con sumo sentimiento y sinceridad.
En el pasaje «la tierra a la tierra, las cenizas a las cenizas,
el polvo al polvo» hubo una pequeña
alteración en las palabras para ajustarse a la ocasión.
Una puerta se abrió en la pared, y el ataúd violeta la atravesó
misteriosamente y desapareció cuando ésta se cerró.
La gente creyó que esa era la puerta del horno crematorio, pero no lo era.
Yo fui me ubiqué detrás de la escena al final del servicio, y vi el proceso.
A la gente le da miedo verlo, pero es maravilloso.
Allí encontré el ataúd violeta frente a otra puerta, esta vez
indudablemente la del horno.
Cuando se abrió hacia arriba, pude ver una
pequeña y sencilla cámara de cemento y ladrillo refractario.
No se sentía calor ni ruido alguno, ni rugientes corrientes de aire.
Ni llamas, ni combustible.
Lucía fresco, limpio, claro.
Tú habrías entrado sin vacilar.
Luego el ataúd ingresó en el horno, los pies primero.
Y, para mi sorpresa, los pies estallaron milagrosamente en cientos de
trizas de granate del color del fuego, ardientes y sin humo,
como lenguas de Pentecostés,
y cuando el cajón atravesó la puerta, se encendió completamente,
hasta que mi madre se convirtió en ese hermoso fuego.
Luego se cerró la puerta, y dijeron que si queríamos ver el final del proceso,
debíamos volver en una hora y media.
Recordé la pequeña y consumida figura, y su rostro maravilloso,
murmuré un adiós para mis adentros, y salimos.
Pero cuando regresamos, el final fue hilarante.
Mamá lo hubiera disfrutado enormemente.
A través de un hoyo en el piso, vimos una espaciosa cocina
y dos cocineros trabajando en una larga mesa de cemento.
Los hombres tenían pequeñas tenazas en las manos con las
cuales extraían, hábil y afanosamente, uñas y astillas del delicado
montículo de cenizas y huesos de mi madre.
En ese momento, ella misma se inclinó sobre mí, retorciéndose de risa.
Luego la barrieron hacia un tamiz y la sacudieron, de modo que quedó
un montículo de polvo y otro de pedacitos de huesos.
Y mamá me dijo al oído: «¿Cuál de los dos soy yo?»
Y ese alegre episodio fue casi el final.
Luego, convirtieron en polvo los restos de sus huesos,
y los esparcieron sobre las flores.
«¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?».
Buenas noches, amiga,
que entiendes lo que significa la madre de uno
entre otras cosas
Ella escribe:
He estado pensando mucho, y, me di cuenta de que adoro el sentimiento.
El sentimiento del amor, de la juventud, el que se encuentra en la religión,
el que teníamos en la más tierna infancia, y el de mil cosas más.
Y adoro a los acróbatas, también.
A los acróbatas sobre alambres. Y a los dementes como tú.
Ay, querido. querido, querido, querido. Todos los caminos llevan al hoyo
en el suelo a la puerta del horno. Todavía no lo puedo creer.
Entonces, los físicos que me atendían me declaró
en perfecto estado de salud.
He estado pensando mucho, y, me di cuenta de que adoro el sentimiento.
El sentimiento del amor, de la juventud, el que se encuentra en la religión,
el que teníamos en la más tierna infancia, y el de mil cosas más.
Y adoro a los acróbatas, también.
A los acróbatas sobre alambres. Y a los dementes como tú.
Ay, querido. querido, querido, querido. Todos los caminos llevan al hoyo
en el suelo a la puerta del horno. Todavía no lo puedo creer.
Entonces, los físicos que me atendían me declaró
en perfecto estado de salud.
Él escribe:
Vida mía,
el sentimiento de la soledad es maravilloso,
pero sólo cuando estás acompañado.
¿El dolor adormeció tu sensibilidad?
Si estuviera contigo te escondería del dolor en mis brazos,
y te diría todo tipo de cosas
(todas ciertas) para que lo olvides. ¡Soledad!
Cuando yo estoy solitario, tú estás siempre conmigo.
Cuando tú estés sola en el mar, ¿dónde estaré yo? ¿Iré contigo?
el sentimiento de la soledad es maravilloso,
pero sólo cuando estás acompañado.
¿El dolor adormeció tu sensibilidad?
Si estuviera contigo te escondería del dolor en mis brazos,
y te diría todo tipo de cosas
(todas ciertas) para que lo olvides. ¡Soledad!
Cuando yo estoy solitario, tú estás siempre conmigo.
Cuando tú estés sola en el mar, ¿dónde estaré yo? ¿Iré contigo?
Ella escribe:
Qué bella carta.
Cuando eres así de tierno imagino que mil querubines
se asoman por detrás de tus alas negras.
Se está haciendo difícil no amarte más de lo que debería.
Oféndeme, así puedo recomponerme de ti, pero no vengas.
Debo estar en el mar, sola.
«Cuando leas esto, estaré lejos. Adiós.
Aún estoy muy cansada.
Eres tú quien se tendría que haber ido.
Tú estabas más apto que yo para hacer un viaje.
Stella».
Qué bella carta.
Cuando eres así de tierno imagino que mil querubines
se asoman por detrás de tus alas negras.
Se está haciendo difícil no amarte más de lo que debería.
Oféndeme, así puedo recomponerme de ti, pero no vengas.
Debo estar en el mar, sola.
«Cuando leas esto, estaré lejos. Adiós.
Aún estoy muy cansada.
Eres tú quien se tendría que haber ido.
Tú estabas más apto que yo para hacer un viaje.
Stella».
Él escribe:
¡Stella! Stella ¡Estelarum!
Muy bien, ¡vete!
La pérdida de una mujer no es el fin del mundo.
El sol brilla.
Nadar es placentero.
Trabajar es bueno.
¡Mi alma sabe estar sola!
Y sin embargo. estoy profunda, profundamente herido.
¡Bah! Tú no tienes coraje, no tienes inteligencia.
No hay nada honesto en nuestra amistad, después de todo.
Vas siempre en busca de la vida, furtivamente, y
cuando se da vuelta y te enfrenta con los brazos abiertos, sales corriendo.
Vete entonces.
El oxígeno shaviano te quema los pulmones.
Ve a buscar un aire viciado que te siente mejor.
Has herido mi vanidad.
¡Una audacia inconcebible, un crimen imperdonable!
¡No te importa! No.
Sólo a mí me importa.
A ti nunca te importó, como tampoco te importa George.
No, él tampoco te importa, aunque así lo creas.
No te casarás con él.
Al último minuto huirás de él o lo reemplazarás por un alma más intrépida.
Aún cuando yo hubiera estado mortalmente aburrido,
me habría quedado en el fuego antes
de pagarte con el enorme golpe del abandono.
¿Pero qué sabes tú de esas cosas?
¡Tú! Tú eres capaz de arrancar las cuerdas del arpa de un ángel
y usarlas para atar paquetes.
¡Stella! Stella ¡Estelarum!
Muy bien, ¡vete!
La pérdida de una mujer no es el fin del mundo.
El sol brilla.
Nadar es placentero.
Trabajar es bueno.
¡Mi alma sabe estar sola!
Y sin embargo. estoy profunda, profundamente herido.
¡Bah! Tú no tienes coraje, no tienes inteligencia.
No hay nada honesto en nuestra amistad, después de todo.
Vas siempre en busca de la vida, furtivamente, y
cuando se da vuelta y te enfrenta con los brazos abiertos, sales corriendo.
Vete entonces.
El oxígeno shaviano te quema los pulmones.
Ve a buscar un aire viciado que te siente mejor.
Has herido mi vanidad.
¡Una audacia inconcebible, un crimen imperdonable!
¡No te importa! No.
Sólo a mí me importa.
A ti nunca te importó, como tampoco te importa George.
No, él tampoco te importa, aunque así lo creas.
No te casarás con él.
Al último minuto huirás de él o lo reemplazarás por un alma más intrépida.
Aún cuando yo hubiera estado mortalmente aburrido,
me habría quedado en el fuego antes
de pagarte con el enorme golpe del abandono.
¿Pero qué sabes tú de esas cosas?
¡Tú! Tú eres capaz de arrancar las cuerdas del arpa de un ángel
y usarlas para atar paquetes.
Ella escribe:
Basta. Basta.
Vagabundo. hombre ciego.
tejedor de palabras.
Tú.
pobre criatura incapaz de comprender a una mujer.
Si me perdiste es porque nunca me encontraste. Dije que me portaría como un
caballero, y lo hice.
No intentes sofocarme con tus hechizos literarios y con tus quejidos
ególatras.
Basta. Basta.
Vagabundo. hombre ciego.
tejedor de palabras.
Tú.
pobre criatura incapaz de comprender a una mujer.
Si me perdiste es porque nunca me encontraste. Dije que me portaría como un
caballero, y lo hice.
No intentes sofocarme con tus hechizos literarios y con tus quejidos
ególatras.
Él escribe:
¡Pero lo prometiste!
¿Qué es lo que querías, ostras y champagne?
Bueno, al menos saqué algo positivo del viaje: terminé la obra.
Primer acto:
Stella dice (Imita a Stella): Vamos a nadar antes del desayuno,
a las ocho menos cuarto; y George Bernard Shaw dice: No, ¡a las ocho! (Imitándola)
¡Demasiado tarde! ¡A las ocho menos cuarto, por favor! (como él) ¡Por favor, antes de
las ocho no! Cortina.
Segundo acto: Joey llega listo para ir a nadar. Entra en escena una mucama sonriente
(Imita la voz de la mucama) Se han ido, señor. (Como él) ¿Qué? ¿Hoy? Ja-ja.
Pensé que era mañana (con la voz de la mucama, se vuelve descaradamente al público)
¡Qué voz y qué sonrisa encantadoras tiene ese hombre! A él no le importa. ¡Cortina!
¡Pero lo prometiste!
¿Qué es lo que querías, ostras y champagne?
Bueno, al menos saqué algo positivo del viaje: terminé la obra.
Primer acto:
Stella dice (Imita a Stella): Vamos a nadar antes del desayuno,
a las ocho menos cuarto; y George Bernard Shaw dice: No, ¡a las ocho! (Imitándola)
¡Demasiado tarde! ¡A las ocho menos cuarto, por favor! (como él) ¡Por favor, antes de
las ocho no! Cortina.
Segundo acto: Joey llega listo para ir a nadar. Entra en escena una mucama sonriente
(Imita la voz de la mucama) Se han ido, señor. (Como él) ¿Qué? ¿Hoy? Ja-ja.
Pensé que era mañana (con la voz de la mucama, se vuelve descaradamente al público)
¡Qué voz y qué sonrisa encantadoras tiene ese hombre! A él no le importa. ¡Cortina!
Pero sí le importa. Bah.
Estas cartas son inútiles. La herida no sana.
Estas cartas son inútiles. La herida no sana.
Ella escribe:
¿No lo recuerdas? Cuando el mozo trajo la cerveza roja, dijo:
«Ya pagó la cuenta, así que es un chelín».
Creí que te darías cuenta que me iba a ir, porque que ya había pagado la cuenta.
Pero te estabas durmiendo. ¡Te debo un chelín!
¿Por qué me sigues regañando por ser la mujer que soy y no la que tú
querrías que sea?
¿Crees que a mí no me afectó lastimar a mi amigo?
Joey, cariño, no estés dolido. Por favor, por favor, POR FAVOR.
¿No lo recuerdas? Cuando el mozo trajo la cerveza roja, dijo:
«Ya pagó la cuenta, así que es un chelín».
Creí que te darías cuenta que me iba a ir, porque que ya había pagado la cuenta.
Pero te estabas durmiendo. ¡Te debo un chelín!
¿Por qué me sigues regañando por ser la mujer que soy y no la que tú
querrías que sea?
¿Crees que a mí no me afectó lastimar a mi amigo?
Joey, cariño, no estés dolido. Por favor, por favor, POR FAVOR.
Él escribe:
Vísperas de año nuevo. Noche de noches. ¿Recuerdas el último año nuevo?
¿Realmente la recuerdas? ¿Significó algo para ti, o sólo fue una noche más e dolencia?
Porque yo la recuerdo muy bien, y me despedaza.
Yo creo que, entonces, los dos estábamos bien,
y que desde ese momento hemos estado enfermos.
Si no es así, ¿qué significa este caminar sin rumbo,
este pintar sobre lo pintado
y re-empapelar, sino enfermedad y locura?
En ese Año Nuevo y en todos los que hubo antes, había Eternidad y había belleza.
e infinidad, y amor sin límites, y alegría.
Pienso en eso con trágica desesperación,
porque tú has despertado la tragedia latente que había en mí,
atravesando mi orgullosa y despótica alegría.
Y si tu intervención en estos cambios es una ilusión,
estoy tan solo como Dios.
Por lo tanto, debes ser la Madre de los Ángeles para mí, y de tanto en
tanto,
debes sentarte conmigo en el Cielo.
Porque el Cielo, con toda nuestra asumida inteligencia,
es el lugar que nos corresponde. Recuerda esto siempre,
porque en esto te seré siempre profundamente fiel, fiel más allá de todo
amor.
Sé fiel a mí en esto tú también y te perdonaré aunque me traiciones en todo
lo demás.
Te perdonaré, te bendeciré, te honraré y te adoraré.
Sobre esta Estela, construiré mi Iglesia.
Y ahora, escuchemos las campanas.
Tú, en el trono, con tu capucha azul, y yo observándote y rezando,
no de rodillas, sino erguido.
Por ti sostengo mi mentón cerca del cielo.
Vísperas de año nuevo. Noche de noches. ¿Recuerdas el último año nuevo?
¿Realmente la recuerdas? ¿Significó algo para ti, o sólo fue una noche más e dolencia?
Porque yo la recuerdo muy bien, y me despedaza.
Yo creo que, entonces, los dos estábamos bien,
y que desde ese momento hemos estado enfermos.
Si no es así, ¿qué significa este caminar sin rumbo,
este pintar sobre lo pintado
y re-empapelar, sino enfermedad y locura?
En ese Año Nuevo y en todos los que hubo antes, había Eternidad y había belleza.
e infinidad, y amor sin límites, y alegría.
Pienso en eso con trágica desesperación,
porque tú has despertado la tragedia latente que había en mí,
atravesando mi orgullosa y despótica alegría.
Y si tu intervención en estos cambios es una ilusión,
estoy tan solo como Dios.
Por lo tanto, debes ser la Madre de los Ángeles para mí, y de tanto en
tanto,
debes sentarte conmigo en el Cielo.
Porque el Cielo, con toda nuestra asumida inteligencia,
es el lugar que nos corresponde. Recuerda esto siempre,
porque en esto te seré siempre profundamente fiel, fiel más allá de todo
amor.
Sé fiel a mí en esto tú también y te perdonaré aunque me traiciones en todo
lo demás.
Te perdonaré, te bendeciré, te honraré y te adoraré.
Sobre esta Estela, construiré mi Iglesia.
Y ahora, escuchemos las campanas.
Tú, en el trono, con tu capucha azul, y yo observándote y rezando,
no de rodillas, sino erguido.
Por ti sostengo mi mentón cerca del cielo.
Ella escribe:
31 de diciembre de 1913
Que en este año nuevo puedas jugar con la luna y besar las estrellas,
y la Tierra se recueste sobre tu regazo.
31 de diciembre de 1913
Que en este año nuevo puedas jugar con la luna y besar las estrellas,
y la Tierra se recueste sobre tu regazo.
(Pigmalión comienza al fin: luego de tanto diálogo y de tanta espera,
empezamos los ensayos en el teatro His Majesty’s, a mediados de febrero de
1914, con la señora Patrick Campbell como Eliza y el señor Herberrt Beerbohm
Tree en el papel de Higgins. La guerra fue declarada, y ya no hay forma de
echarse hacia atrás.)
empezamos los ensayos en el teatro His Majesty’s, a mediados de febrero de
1914, con la señora Patrick Campbell como Eliza y el señor Herberrt Beerbohm
Tree en el papel de Higgins. La guerra fue declarada, y ya no hay forma de
echarse hacia atrás.)
Ella escribe:
¡Dios mío! Finalmente vamos a hacerlo. Seamos muy inteligentes.
Yo seré mansa como un ratón, y muy obediente.
Me pregunto si obtendrás de mí lo que buscas. Estoy algo asustada.
Voy a morir con este acento. Escribiste el papel con este acento para
atormentarme.
¡Dios mío! Finalmente vamos a hacerlo. Seamos muy inteligentes.
Yo seré mansa como un ratón, y muy obediente.
Me pregunto si obtendrás de mí lo que buscas. Estoy algo asustada.
Voy a morir con este acento. Escribiste el papel con este acento para
atormentarme.
Él escribe:
Bueno, ¿ves?, no es tan difícil, Stella, ¿o sí? Creo que podríamos tenerlo
listo en un mes.
Me asombra que te resulte tan difícil ser común. Sólo sé un insignificante
humano. Quizás te haga bien el cambio.
Bueno, ¿ves?, no es tan difícil, Stella, ¿o sí? Creo que podríamos tenerlo
listo en un mes.
Me asombra que te resulte tan difícil ser común. Sólo sé un insignificante
humano. Quizás te haga bien el cambio.
Ella escribe:
¡Bien! Ya me hiciste sentir completamente incómoda, siendo el cuarto día.
Dile a Charlotte que estás intentando hacer monederos de seda con orejas de
chancho. Sí, perdón por ser tan complicada.
Pero debes admitir que Eliza se asemeja más a una dama en la escena del té
de lo que le quieres conceder.
¡Bien! Ya me hiciste sentir completamente incómoda, siendo el cuarto día.
Dile a Charlotte que estás intentando hacer monederos de seda con orejas de
chancho. Sí, perdón por ser tan complicada.
Pero debes admitir que Eliza se asemeja más a una dama en la escena del té
de lo que le quieres conceder.
Él escribe:
Exactamente. He creado un personaje que es mitad dama y mitad mujerzuela,
pero tú estas tratando de interpretar a una dama que sólo luce como una
mujerzuela. No va a funcionar así. Por cierto, ¿cuál es el motivo de que te
hayas alejado de mí últimamente?
Exactamente. He creado un personaje que es mitad dama y mitad mujerzuela,
pero tú estas tratando de interpretar a una dama que sólo luce como una
mujerzuela. No va a funcionar así. Por cierto, ¿cuál es el motivo de que te
hayas alejado de mí últimamente?
Ella escribe:
Toda la confianza que le diste a Tree no puede sostenerse. Eso es todo.
Toda la confianza que le diste a Tree no puede sostenerse. Eso es todo.
Él escribe:
¿Es por eso que ya no sonríes? ¿Piensas que le di la manzana a él primero?
¿Es por eso que ya no sonríes? ¿Piensas que le di la manzana a él primero?
Ella escribe:
Tree se toma cinco minutos entre cada palabra y cada mordida de esa manzana.
Tengo una parálisis facial por tratar de sostener una expresión inteligente
durante tanto tiempo. Es por eso que me alejo: estoy escondiendo mi cara
hasta que se me vaya la parálisis.
Tree se toma cinco minutos entre cada palabra y cada mordida de esa manzana.
Tengo una parálisis facial por tratar de sostener una expresión inteligente
durante tanto tiempo. Es por eso que me alejo: estoy escondiendo mi cara
hasta que se me vaya la parálisis.
Él escribe:
¡Entonces era por eso que tu cara parece una bolsa de papel reventada!
¡Entonces era por eso que tu cara parece una bolsa de papel reventada!
Ella escribe:
No creas que me estás lastimando. En absoluto. Te he dicho que parezco una
completa tonta en esa escena
Lo que pienses de mí y de mi pobre talento, no me preocupa ahora.
No creas que me estás lastimando. En absoluto. Te he dicho que parezco una
completa tonta en esa escena
Lo que pienses de mí y de mi pobre talento, no me preocupa ahora.
Él escribe:
La escena en la casa aún me preocupa un poco. Iré a tu casa esta noche así
la revisamos juntos. Aún lo haces muy music-hall.
La escena en la casa aún me preocupa un poco. Iré a tu casa esta noche así
la revisamos juntos. Aún lo haces muy music-hall.
Ella escribe:
Tú escribiste un music-hall, y necesitas la mayor cantidad de risas posible.
Tú escribiste un music-hall, y necesitas la mayor cantidad de risas posible.
Él escribe:
Bien, entonces empezaremos una vez que hayas llegado y estés sentada,
¡y recuerda caminar como una dama!.
Espero que no haga frío. Hay mucha gripe dando vueltas.
Bien, entonces empezaremos una vez que hayas llegado y estés sentada,
¡y recuerda caminar como una dama!.
Espero que no haga frío. Hay mucha gripe dando vueltas.
Ella escribe:(como ELIZA)
Mi tía murió a causa de una gripe.
Mi tía murió a causa de una gripe.
Él escribe: (como la SEÑORA HIGGINS)
¡Qué espanto!
¡Qué espanto!
Ella escribe: (como ELIZA)
Pero, ¿sabe lo que creo? Que la mataron.
Pero, ¿sabe lo que creo? Que la mataron.
Él escribe: (como la SEÑORA HIGGINS)
¿¡Matarla!?
¿¡Matarla!?
Ella escribe: (como ELIZA)
Claramente. ¿No le parece extraño, morir a causa de una gripe? Sobre todo
luego de haber sobrevivido a una difteria. Azul, llegó a estar una vez.
Todos pensaron que estaba muerta. Pero mi padre le seguía vertiendo gin por
la garganta, hasta que recuperó el conocimiento abruptamente y arrancó el
cuenco del cucharón con los dientes. ¿Cómo una mujer con semejante fuerza va
a morir por una gripe? ¿Y qué pasó con su nuevo sombrero de paja que iba a
ser para mí? Se lo robaron. La misma persona que la mató, se robó el
sombrero.
Claramente. ¿No le parece extraño, morir a causa de una gripe? Sobre todo
luego de haber sobrevivido a una difteria. Azul, llegó a estar una vez.
Todos pensaron que estaba muerta. Pero mi padre le seguía vertiendo gin por
la garganta, hasta que recuperó el conocimiento abruptamente y arrancó el
cuenco del cucharón con los dientes. ¿Cómo una mujer con semejante fuerza va
a morir por una gripe? ¿Y qué pasó con su nuevo sombrero de paja que iba a
ser para mí? Se lo robaron. La misma persona que la mató, se robó el
sombrero.
Él escribe: (como la SEÑORA EYNSFOR HILL)
¿Realmente cree usted que su tía fue asesinada por un sombrero?
¿Realmente cree usted que su tía fue asesinada por un sombrero?
Ella escribe: (como ELIZA)
¿Si lo creo? La gente con la que vivía era capaz de matar por un alfiler,
imagínese por un sombrero.
¿Si lo creo? La gente con la que vivía era capaz de matar por un alfiler,
imagínese por un sombrero.
Él escribe: (como la SEÑORA HIGGINS)
Pero su padre no debió hacerle tragar alcohol de esa forma mientras ella
estaba inconsciente. Pudo haberla matado.
Pero su padre no debió hacerle tragar alcohol de esa forma mientras ella
estaba inconsciente. Pudo haberla matado.
Ella escribe: (como ELIZA)
No a ella. El gin era como la leche para mi tía. Además, mi padre mismo
tragado tanto gin él mismo, que conocía mejor que nadie sus bondades.
No a ella. El gin era como la leche para mi tía. Además, mi padre mismo
tragado tanto gin él mismo, que conocía mejor que nadie sus bondades.
Él escribe: (como la SEÑORA HIGGINS)
¡Santo Dios!
¡Santo Dios!
Ella escribe: (como ELIZA)
Nunca le hizo ningún daño, por lo que yo podía ver. Pero luego dejó el
hábito, o mejor dicho, lo moderó. ¡Cada tanto, podríamos decir!.
Nunca le hizo ningún daño, por lo que yo podía ver. Pero luego dejó el
hábito, o mejor dicho, lo moderó. ¡Cada tanto, podríamos decir!.
Él escribe:
Con entusiasmo, Stella, con entusiasmo. «¡Cada tanto!»
Con entusiasmo, Stella, con entusiasmo. «¡Cada tanto!»
Ella escribe: (como ELIZA)
Bueno, me temo que debo irme. Adiós, señora Higgins.
Bueno, me temo que debo irme. Adiós, señora Higgins.
Él escribe:(como la señora Higgins)
Adiós.
Adiós.
Ella escribe: (como ELIZA)
Adiós, señora Eynsford Hill.
Adiós, señora Eynsford Hill.
Él escribe: (como la SEÑORA EYNSFOR HILL)
Adiós.
Adiós.
Ella escribe:(como ELIZA)
Adiós a todos.
Adiós a todos.
Él escribe: (como FREDDIE)
Si se va caminando, señorita Doolittle..Ella escribe: (como ELIZA)
¿Caminando? ¡Ni borracha! Me voy en taxi.
Si se va caminando, señorita Doolittle..Ella escribe: (como ELIZA)
¿Caminando? ¡Ni borracha! Me voy en taxi.
Él escribe:
Bien, Stella, ya lo tenemos. Puedes ser maravillosa cuando realmente lo
intentas. ¡Buenas noches!
intentas. ¡Buenas noches!
Ella escribe:
Joey, faltan sólo cuatro días. Y me temo que aún no está del todo bien.
Joey, faltan sólo cuatro días. Y me temo que aún no está del todo bien.
Él escribe:
No, no lo está. Hacia el final de la obra te apagas. Tú puedes hervir una
escena en pan y leche mejor que nadie que conozco; pero ésta, querida mía,
hierve mejor en brandy. Quizás te ayudaría imaginar que Higgins soy yo. De
esa manera te resultaría más fácil mostrar desprecio. Y recuerda hablar más
fuerte. A veces, no puedo escuchar ni una palabra de lo que dices desde el
fondo del teatro.
No, no lo está. Hacia el final de la obra te apagas. Tú puedes hervir una
escena en pan y leche mejor que nadie que conozco; pero ésta, querida mía,
hierve mejor en brandy. Quizás te ayudaría imaginar que Higgins soy yo. De
esa manera te resultaría más fácil mostrar desprecio. Y recuerda hablar más
fuerte. A veces, no puedo escuchar ni una palabra de lo que dices desde el
fondo del teatro.
Ella escribe:
Ay, eres un una persona horrible. Ya sé que mi actuación no es más que una
máscara, yo misma te dije desde el principio que soy demasiado vieja para el
papel y que no puedo hacer un acento vulgar aunque mi vida dependiera de
ello. o la tuya. Pero mi voz se escucha hasta la última fila en cualquier
teatro del mundo, no me interesa qué problema tienes tú en los oídos.
Ay, eres un una persona horrible. Ya sé que mi actuación no es más que una
máscara, yo misma te dije desde el principio que soy demasiado vieja para el
papel y que no puedo hacer un acento vulgar aunque mi vida dependiera de
ello. o la tuya. Pero mi voz se escucha hasta la última fila en cualquier
teatro del mundo, no me interesa qué problema tienes tú en los oídos.
Él escribe:
No te rindas. ¡Está todo ahí, en serio! Pero falta darle forma a la
interpretación. La desesperación, el alma humana, la problemática social.
Hasta que juntes todos esos elementos, no admitiré que puedes interpretar a
Eliza, o en definitiva, que puedes hacer una obra de Shaw.
No te rindas. ¡Está todo ahí, en serio! Pero falta darle forma a la
interpretación. La desesperación, el alma humana, la problemática social.
Hasta que juntes todos esos elementos, no admitiré que puedes interpretar a
Eliza, o en definitiva, que puedes hacer una obra de Shaw.
Ella escribe:
Realmente espero que hagas montones de dinero, Joey, y que puedas mantener
la certeza de que fue todo gracias a ti y a tu obra y que sin ti hubiera
sido todo un fracaso. Cualquier otra indicación que tengas para mí, hazlo a
través de mi representante.
Realmente espero que hagas montones de dinero, Joey, y que puedas mantener
la certeza de que fue todo gracias a ti y a tu obra y que sin ti hubiera
sido todo un fracaso. Cualquier otra indicación que tengas para mí, hazlo a
través de mi representante.
Él escribe:
¡Todo listo! ¡Esta noche es la noche! Mucho dependerá de si te inspiras a
último momento. No eres, como yo, una gran general. A mí no me gusta pelear,
me gusta ganar. Pero tú piensas que te gusta pelear, y ahora tendrás que
ganar, espada en mano. Y lo maravilloso es, Stella, que sé que lo harás.
Ganarás con elegancia, brillantez y resolución.
¡Todo listo! ¡Esta noche es la noche! Mucho dependerá de si te inspiras a
último momento. No eres, como yo, una gran general. A mí no me gusta pelear,
me gusta ganar. Pero tú piensas que te gusta pelear, y ahora tendrás que
ganar, espada en mano. Y lo maravilloso es, Stella, que sé que lo harás.
Ganarás con elegancia, brillantez y resolución.
Ella escribe:
Obedeceré tus órdenes lealmente. Estoy muy agradecida de que hayas llevado
tu trabajo de gigante hasta el final.
Obedeceré tus órdenes lealmente. Estoy muy agradecida de que hayas llevado
tu trabajo de gigante hasta el final.
Él escribe:
Muy bien. ¡Avanti!
¿No te unes a los festejos? No te irás a casa sola. esta noche.
Muy bien. ¡Avanti!
¿No te unes a los festejos? No te irás a casa sola. esta noche.
Ella escribe:
No me voy sola. Me voy a casa con George. Me está esperando en su coche.
No me voy sola. Me voy a casa con George. Me está esperando en su coche.
Él escribe:
¿George?
¿George?
Ella escribe:
Sí, George Cornwallis-West. Me casé con él el miércoles.
Sí, George Cornwallis-West. Me casé con él el miércoles.
-Adaptada por Jerome Kilty de la correspondencia entre Bernard Shaw y la señora Patrick Campbell



