«Era una mañana muy fría. 

Junto al camino del campo, crecía una flor. 

Sobre el pétalo de aquella flor habían surgido algunas gotas de rocío. 

En eso, una mariposa que venía siendo arrastrada por el viento logró posarse sobre aquel pétalo. Habría querido libar algo de néctar para seguir viaje. Pero el cansancio de luchar contra el viento pudo más y la mariposa inclinó un poco su pequeña cabeza y se quedó dormida. Profundamente dormida. 

Hasta que aquella mariposa tuvo un sueño increíblemente grande…

Quizás fuera por el frío o por la humedad, la cuestión es que aquel pequeño insecto de grandes alas azules, soñó que había un inmenso mar. Un gran océano. Lo más curioso era, en principio, que aquella mariposa jamás había visto o sabido de la existencia del mar… sin embargo, lo soñó con todo detalle. Y soñó en aquel mar a un gigantesco animal: una ballena azul, gigantesca entre las ballenas más gigantes.

Y fue así que la ballena tuvo un sueño. Un sueño increíblemente pequeño… Y ya sea por el agua que la sostenía ingrávida o por el frío que la rodeaba, la cuestión es que soñó con nuestra mariposa envuelta en el frío y la humedad del campo. Campo que aquella ballena nunca había visto.

Como sea, nadie sabe qué pasó cuando ambos animales despertaron… pero más de uno ya pensará en la aventura (aventura que nació muy lejos, allá en China) de que algún día la ballena, la mariposa o nosotros mismos, soñaremos un sueño donde veamos hundirse en el mar a una pequeña mariposa, como una enorme montaña azul que busca sus toneladas de alimento en lo profundo del océano… o que revolotee, puntillosa y delicada entre las flores de nuestro jardín, la mole inabarcable de una infinita ballena azul.»

© Horacio Ramírez Reta – Argentina -.

Más poemas de © Horacio Ramírez Reta – Argentina -.

Altaïr: estrella alfa de la constelación del Águila

A mi estrella preferida…

Altaïr

«Preciosa joya,

águila de cristal,

que das luz a mis ojos.

Te canto, alta Altaïr,

que vuelas sobre el hondo mar,

como la negra montaña del cielo,

indescifrable y definitiva,

como la sombra de la noche.

Y es esa noche tu lecho

y espejo de mi ardiente anhelo

de verdadera distancia y libertad.

Altaïr, eco esquivo del misterio

de las voces del espacio llena

y de la voraz pesadilla del no ser.

Altaïr: etimología de la palabra no dicha

y sendero elemental y errante

de las almas que te miran.»

© Horacio Ramírez Reta – Argentina -.

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Un instante.

«Un instante es lo que dura

la duración de todo.

La gota que cayó,

cae antes de ser la gota

que algún día caerá.

Cae desde la piedra

antes de que la piedra misma

se formara en la montaña del tiempo.

Un instante dentro del instante

dura el canto del pájaro

que todavía no nació

y que ya voló su última vez…

En un instante sin tiempo

el mar indeciso

y la puntual mariposa

acabarán con la mole del planeta.

Mil años es el instante

en el que un rayo brilla…

y un instante es el tiempo

para esa futura estrella

que ya se nutre de mis cenizas.»

© Horacio Ramírez Reta – Argentina -.

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