
«Supe que debía abrir las alas
aquellas que no tenía hasta entonces
pesaban en mis espaldas,
despegué los pies del piso lentamente,
los talones primero
se siente la intranquilidad la levedad
de no tener peso
cerré los ojos
y comprimí las manos
Mi rostro sonrió,
las flores se volvieron más pequeñas
las ramas de los pinos más cercanas
volar es desafiar el miedo de caer
caer es confiar que podemos remontarnos
me escondí en el viento y jugué con él
las aves saben de su risa y sus secretos
conocen del beso de la lluvia desprendida
y de las cosquillas en burbujas de las nubes
imité su caída brusca hacia el mar
acaricié las olas
y vestí su espuma
la sal en la superficie es liviana y flota
pero escuché susurrar mi nombre
alguien rozó mi pelo,
desperté
hacía calor y el cielo esperaba fuera
las cortinas bailaban suaves sobre el vidrio
me incorporé,
mis párpados pesaban
nadie estaba en la habitación
pero sé con certeza que fue real
mis labios están secos
y mi boca impregnada de sal…»
-Lucia Boggan
