.la insoportable levedad del ser

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Arte: Hitesh Durgani

«Se fue
quizá podamos ir


quizá podamos ver
quizá podamos oír
quizá entrever

el océano de imágenes
la profundidad
esa insoportable levedad
ya no del Ser
sino de ser…

Algo distinto fue
para su época
quizá la maya
esa del sánscrito

Queda la hierofanía
la poesía esbelta
sangrada y sagrada

el erotismo
el itinerario
a su pasión.

La hierofanía es volitiva
al más allá.

Más acá
su legado.

El campo
de la trascendencia
y su inmortalidad.»

-©Silvia Kargodorian

En sentido homenaje al escritor Milán Kundera que partió a los 94 años, el autor de ‘Un insostenible ‘Ligereza del ser’.

Que la tierra te sea leve, Milán…

Dramaturgo y poeta Prosador escribió en francés desde los 80 y vivió Exiliado a Francia.

Varias perlitas de él…

«Todos necesitamos que alguien nos mire.

Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos

Vivir:

La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público.

La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas.

Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada.

Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo

la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores».

/

«Mirar con impotencia el patio y no saber qué hacer; oír el terco sonido de las propias tripas en el momento de la emoción amorosa; traicionar y no ser capaz de detenerse en el hermoso camino de la traición; levantar el puño entre el gentío de la Gran Marcha; hacer exhibición de ingenio ante los micrófonos secretos de la policía; todas esas situaciones las he conocido y las he vivido yo mismo, sin embargo de ninguna de ellas surgió un personaje como el que soy yo, con mi currículum vitae.

Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron.

Por eso los quiero por igual a todos y todos me producen el mismo pánico: cada uno de ellos ha atravesado una frontera por cuyas proximidades no hice más que pasar.

Es precisamente esa frontera (la frontera tras la cual termina mi yo), la que me atrae. Es más allá de ella donde empieza el secreto por el que se interroga la novela.

Una novela no es una confesión de autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido este mundo.

Pero basta. Volvamos a Tomás.»

(De La insoportable levedad del ser)

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