“Cuanto más lo pienso, más siento que no hay nada más verdaderamente artístico que amar a la gente. 

La gente a menudo no puede hacer nada, encarcelada como está en no sé qué clase de jaula terrible, terrible, oh tan terrible. 

¿Sabes qué hace desaparecer la prisión? 

Cada afecto profundo y genuino. 

Ser amigos, ser hermanos, amar, eso es lo que abre la prisión, con poder supremo, por alguna fuerza mágica. 

Sin estos uno se queda muerto. 

Pero cuando se reaviva el afecto, revive la vida.

Si tan solo tratamos de vivir sinceramente, nos irá bien, aunque seguramente experimentaremos verdadera tristeza y grandes desilusiones, y también probablemente cometeremos grandes faltas y haremos cosas malas, pero ciertamente es cierto, que es.
Es mejor estar alegre, aunque uno cometa más errores, que ser estrecho de miras y demasiado prudente. 

Es bueno amar muchas cosas, porque en ellas está la verdadera fuerza, y quien ama mucho hace mucho, y puede lograr mucho, y lo que se hace con amor, está bien hecho.

¿Qué soy yo a los ojos de la mayoría de la gente? 

Una persona insignificante, excéntrica o desagradable, alguien que no tiene una posición en la sociedad y nunca la tendrá; en definitiva, lo más bajo de lo bajo. 

Muy bien, entonces, incluso si esto fuera absolutamente cierto, algún día me gustaría mostrar con mi trabajo lo que un tal excéntrico, un don nadie, tiene en su corazón. 

Ésa es mi ambición, basada menos en el rencor que en el amor a pesar de todo, más en un sentimiento de serenidad que en la pasión.

Aunque a menudo me encuentro en lo más profundo de la miseria, todavía hay calma, armonía pura y música dentro de mí. 

Veo cuadros o dibujos en las casas más pobres, en los rincones más sucios. 

Y mi mente se ve impulsada hacia estas cosas con un impulso irresistible… 

La poesía nos rodea por todas partes, pero plasmarla en papel, lamentablemente, no es tan fácil como mirarla. 

Sueño mi cuadro y luego pinto mi sueño.
Ese Dios de los clérigos, para mí está muerto como un clavo. 

¿Pero soy ateo por todo eso?

Los clérigos me consideran como tal, sea así; pero amo, y cómo podría sentir amor si no viviera yo, y si los demás no vivieran, y luego, si vivimos, hay algo de misterioso en eso.

Ahora llámalo Dios, o naturaleza humana o como quieras, pero hay algo que no puedo definir sistemáticamente, aunque está muy vivo y muy real, y mira, eso es Dios, o tan bueno como Dios.
Creer en Dios para mí es sentir que hay un Dios, no uno muerto, ni disecado, sino vivo… 

Cuando tengo una necesidad terrible de, diré la palabra, religión. 

Luego salgo y pinto las estrellas”.

-Vincent Van Gogh

Deja un comentario