«Me seducen las mentes,
me seduce la inteligencia,
me seduce una cara y un cuerpo
cuando veo
a una mente que los mueve
y que vale la pena conocer…»
Tenemos un único mundo (por ahora)
En él conviven amor y odio, belleza y horror, luz y oscuridad, esclavitud y libertad, luchas y entendimiento, rupturas y reconciliaciones, paz y guerras, dolor y goce, deseos de venganza y perdón y aceptación.
La lista de las contradicciones que vivimos como simples mortales es tan extensa como intenso es el péndulo que va de un extremo a otro… entre lo que sentimos y necesitamos nos contradecimos constantemente.
Porque eso somos: simples humanos aprendiendo a vivir esta experiencia en este mundo. nuestro único mundo (por ahora)
Pero hay algo más: somos vibración. y esa energía es tan grande que escapa a nuestro entendimiento, tan ilimitada como nuestro grado de desconocimiento de nuestro poder.
Si supiéramos que todo movimiento en el universo es una vibración y las vibraciones nos modifican como seres vivos y que cada impacto en nosotros también repercute en los demás, prestaríamos más atención en lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Porque lo que pensamos, sentimos y hacemos llega, trasciende, con las personas que nos conectamos y tambien las que no. Parece loco lo que digo, pero la física cuántica demostró la interconexión que hay con todo lo que pasa en el universo, algo que a nuestro limitado entendimiento humano, aún escapa.
Sabemos tan poco de nosotros, y mucho menos de los demás, por eso nos volvemos prejuiciosos y desconfiados. Y nos alejamos de la pureza de nuestra Esencia. Nos volvemos autómatas y superficiales, etiquetando a los demás como si fuéramos dueños de la única verdad.
Como un simple aprendiz de la vida me siento.
Por eso canciones como «One World», de Coldplay me mueve a pensar. A seguir pensando… cuál es mi lugar en la vida, en el mundo… y cuánto puedo colaborar desde mis pequeñas acciones, hacer de este mundo, un lugar un poquito mejor que cómo lo encontré…
Será que puedo hacerlo…?
-Gabi
«ONE WORLD», de Coldplay, es una hermosa reflexión sobre la interconexión de la humanidad, el amor y la simplicidad de la existencia.
Desde el comienzo, la canción nos introduce al suave sonido de pájaros cantando, recordándonos su éxito anterior «Hymn for the Weekend».
Este sonido natural simboliza la paz y la armonía de la vida, creando una sensación de unidad que resuena a lo largo de la pista.
A medida que la canción avanza, Coldplay nos lleva en un viaje de unión, recordándonos que, en última instancia, «In the end, it’s just love».
Estas palabras, repetidas con tierna insistencia, subrayan una verdad profunda: a pesar de las complejidades de la vida, el amor es la fuerza central y duradera que nos une.
Es un mensaje universal que resuena profundamente, especialmente en tiempos de división e incertidumbre.
La simplicidad de este mensaje nos recuerda que el amor está en el núcleo de todo lo que hacemos y de todo lo que somos.
Uno de los elementos más destacados de «ONE WORLD» es el interludio instrumental que presenta las voces de millones de fans de todo el mundo, grabadas durante la gira Music of the Spheres de Coldplay.
Cantando en las tonalidades de «do» y «sol» las voces de los fans se mezclan, creando un sonido que trasciende fronteras.
Este canto colectivo se alinea perfectamente con el tema de la canción — «un mundo» — una celebración de la experiencia humana compartida.
En los momentos finales de la canción, la repetición de «Oh, one world» y «In the end, it’s just love» sirve como un suave recordatorio de que, sin importar de dónde venimos o lo que hayamos atravesado, el amor es lo único constante que perdura.
La canción nos deja con una sensación de esperanza y unidad, como si Coldplay nos invitara a todos a abrazar nuestra humanidad compartida a través del poder del amor.
