
«Una de las cosas más hermosas que he leído sobre el aislamiento…
Hay una diferencia entre aislamiento y soledad.
Aquellos que toman aislamiento; Son personas que han sufrido en sus comunidades y han sido incomprendidas y mal valoradas, por lo que han decidido aislarse y contemplar este mundo desde lejos, sustituyéndolo por sus propias experiencias humanas marginales.
La calma no es aislamiento, el aislamiento no es depresión y la soledad es con uno mismo.
No es introversión. El aislamiento de la sociedad contaminada es evidencia de madurez, no de introversión.

Murakami dice al respecto: «Los ríos profundos corren tranquilamente…»
May Sarton sugiere que la soledad es la pobreza del alma, mientras que el aislamiento es su riqueza.
Jay Finley aporta que no hay nada tan seguro como el silencio, la quietud y la soledad para revelar los secretos de vós mismo.
Para Dostoyevsky la soledad es un pequeño rincón donde uno se sitúa frente a su mente. Solía decir que «Me encanta la soledad, Me acostumbré y acostumbrarme es algo natural para el hombre…»
Y para Ernest Hemingway nuestro distanciamiento de la gente no significa odio ni cambio. El aislamiento es la patria de las almas cansadas.
Mientras que Dasoud Alsanousi la soledad es un pequeño rincón donde uno se sitúa frente a su mente y donde la confrontación es inevitable, para Fernando Pessoa la libertad es tener soledad, eres libre si puedes alejarte de la gente. Sin estar obligado a recurrir a ellos.

La mirada de Friedrich Nietzsche es que cuanto más avanza la mente de una persona, menos desea el ruido. La soledad es necesaria para la expansión y la realización del yo, ya que la soledad cura sus dolencias. Y fortalece su determinación.

