Now Becoming Then, 1978 (Impresiones sobre gelatina de plata. Ed. 25)- © Duane Michals

“Cuando me entrego a los caprichos de la nostalgia,
y sueño despierto escenarios agridulces de lo que podría haber sido,

estos tontos fantasmas de arrepentimiento desaparecen
en la clara luz de la realidad,
y todo es como debería ser.
Nuestras pequeñas vidas son así –
Perfectas en su dolor y felicidad.”


-Duane Michals (Extracto del libro “La casa que una vez llamé hogar”)

 

Michals no se limita a registrar lo que ocurre delante de su cámara.

Sus secuencias fotográficas, sus textos manuscritos y sus múltiples exposiciones demuestran que la fotografía, en sus manos, se convierte en un medio para explorar el tiempo, la espiritualidad, el amor, la identidad y la fragilidad humana.

Un innovador desde los años 60

Nacido en McKeesport, Pensilvania, en 1932, Michals comenzó en la fotografía casi por casualidad, pero pronto encontró en ella un vehículo perfecto para sus inquietudes intelectuales y artísticas.

En los años 60, cuando la disciplina estaba dominada por el fotoperiodismo y la objetividad documental, él eligió otro camino: manipular el medio para contar historias.

Sus secuencias fotográficas —inspiradas en el cine— se convirtieron en una auténtica revolución: pequeñas narraciones visuales en las que el tiempo se despliega en varias imágenes y donde lo poético, lo trágico y lo humorístico conviven en armonía.

A ellas sumó otro gesto radical: escribir directamente sobre la fotografía, dotándola de una voz íntima y literaria.

El tiempo, lo invisible y la ironía

Si algo caracteriza la obra de Michals es su capacidad de fotografiar lo intangible.

Desde los movimientos imperceptibles de un cabello al viento hasta la representación de un espíritu abandonando un cuerpo, sus imágenes juegan con lo visible y lo invisible.

En entrevistas el fotógrafo confiesa seguir fascinado por el misterio de la existencia, la muerte y lo espiritual, temas que aparecen desde sus primeros libros como Death Comes to Your Lady o The Spirit Leaves the Body.

Pero lejos de caer en solemnidades, Michals lo aborda con un humor fino, una ironía ligera y un humanismo radical.

“El fracaso es liberador. Ser creativo es hacer lo que nunca has hecho antes.”

-Duane Michals

 

Una vida en imágenes: de los retratos a las secuencias

Su trayectoria incluye retratos icónicos de personalidades como Andy Warhol, Paolo Pasolini, René Magritte, Barbra Streisand, Meryl Streep, Tilda Swinton, Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Truman Capote, Johnny Cash, David Hockney o Leonard Cohen.

Sin embargo, Michals nunca quiso convertirse en un fotógrafo de celebridades.

Sus retratos huyen del glamour y buscan descontextualizar al sujeto, situándolo en escenarios extraños o íntimos que revelan su vulnerabilidad.

En paralelo, su obra personal se expandió a través de más de cuarenta monografías y numerosas exposiciones internacionales.

Desde su primera individual en el MoMA en 1970 hasta retrospectivas recientes en el Carnegie Museum of Art o el Hasselblad Center, Michals ha sido reconocido como uno de los grandes innovadores del siglo XX.

 

Filosofía Michals: no repetir, siempre arriesgar

Para Michals, la creatividad se alimenta del riesgo y del fracaso.

 

«El fracaso es liberador», afirma. «Si sabes lo que estás haciendo, entonces no eres creativo. Ser creativo es hacer lo que nunca has hecho antes».

 

Su consejo a generaciones de fotógrafos ha sido siempre el mismo:

1) No mostrar lo que ya sabemos (paisajes bonitos, atardeceres);

2) No repetir fórmulas;

y 3) Usar más la imaginación que los ojos.

 

El amor, la identidad y la libertad

Su propia vida también es un ejemplo de coherencia: nunca tuvo un agente, nunca quiso dirigir un gran estudio ni convertirse en un negocio.

«Yo no quería ser Avedon. Solo quería ser libre y tener suficiente dinero para seguir creando», recuerda.

 

Entre lo comercial y lo personal

Aunque Michals colaboró con revistas como Vogue, trabajó en campañas de moda e incluso realizó la portada de discos (como la de The Police), siempre mantuvo un delicado equilibrio entre los encargos comerciales y su obra personal.

«Me gustaba ganar dinero, claro. Pero esos trabajos pagaban mi libertad para hacer lo que realmente quería: mis secuencias», confiesa.

 

Una voz irrepetible en la historia de la fotografía

La importancia de Duane Michals no reside solo en sus innovaciones formales, sino en haber convertido la fotografía en un lenguaje filosófico y poético.

Para él, todo es fotografiable: el miedo, la ira, los sueños, los fantasmas.

«Deja de usar tus ojos y empieza a usar tu imaginación», insiste a los jóvenes fotógrafos.

 

Su archivo hoy forma parte del Carnegie Museum of Art y sus obras cuelgan en instituciones como el MoMA, el Metropolitan de Nueva York, el Getty o el Moderna Museet.

Pero lo más fascinante es que, a pesar de este reconocimiento, Michals mantiene intacta la curiosidad de un niño y la irreverencia de un outsider.

«No quiero vivir hasta los cien, pero me intriga mucho qué pasa al morir», dice con humor y serenidad.

 

Ese mismo espíritu curioso y provocador impregna cada una de sus obras: un recordatorio de que la fotografía, en manos de un visionario, puede ser mucho más que una imagen: puede ser un espejo de la vida, el tiempo y lo invisible.

“Deja de usar tus ojos y empieza a usar tu imaginación.” Duane Michals

 

El legado de Duane Michals es inmenso, pero lo verdaderamente admirable es su presente. 

Su obra nos recuerda que la fotografía no tiene por qué limitarse a mostrar lo evidente: puede inventar mundos, poetizar la realidad y cuestionar lo invisible.

 

 

Self Portrait as a Unicorn
Doctor Heisenberg’s Magic Mirror of Uncertainty, 1998 (6 impresiones sobre gelatina de plata. Edition of 25.© Duane Michals)

2 Replies to “.la casa que una vez llamé hogar”

  1. Este texto es una bella invitación a descubrir la mirada profunda y poética de Duane Michals. Me gusta cómo describe su manera de usar la fotografía no solo para capturar lo que vemos, sino para explorar emociones, ideas y misterios que normalmente pasan desapercibidos. Su enfoque creativo, lleno de imaginación, humor y sensibilidad, nos recuerda que el arte también es libertad: libertad para arriesgar, para experimentar y para contar historias de un modo único.

    Leer sobre su vida y su obra deja la sensación de que Michals no solo tomó fotografías, sino que abrió puertas a mundos íntimos y espirituales. Un artista que inspira a mirar más allá de lo evidente y a atrevernos a crear desde el corazón.

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