«Hazle una reverencia a tu propio desgarbo.

Sonríele a tu torpeza.

Haz amistad con tu ineptitud.

Ríete cuando tropieces y caigas.

Todas estas son olas preciosas en la inefable inmensidad de ti.

La perfección es inalcanzable en el tiempo, ésta se encuentra sólo en la presencia;

la presencia de la imperfección te hace real,

y te da la posibilidad de relacionarte, y eso es perfecto.

Ya serás consistente cuando estés muerto.

Hasta entonces, celebra tu absurdo viejo ser,

tu maravillosa incapacidad de adaptarte,

o de vivir para satisfacer cualquier imagen.

No te aburras a ti mismo en un coma espiritual.

Atrévete a decir lo equivocado, sólo por una vez.

Hay tanta libertad al permitirte echar todo a perder,

al ser amable con tus propios errores,

al besar el suelo mientras te levantas de nuevo,

y al adorar también el hecho de caer.

No dejes que tu espiritualidad adormezca tu humanidad,

tu humildad,

y los más importante,

tu humor.»

-Jeff Foster

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