Duvar Kağıtları©
«Cuando estoy en silencio,
llego a ese lugar donde todo es música»
-Rumi
«Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.»
-Octavio Paz
«Yo que crecí dentro de un árbol
tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja.»
-Pablo Neruda
«¿Cómo soportar el peso del amor? Inmenso como el mundo,
ligero como una esfera de hadas o como un reflejo en el agua,
su color irisa nuestra memoria y envía un estremecimiento a la lejana
floresta del silencio. Pues nada hay que pueda salvarnos
del peso de la vida, y sólo lo más ligero, el olvido de sí,
posee la capacidad de elevarnos hasta el reino sublime.
¿Es aquí, quizá, donde camina el unicornio? ¿Es aquí donde encuentra
bajo la tibia lluvia, el encantado círculo de plata
donde una joven espera, con infinita paciencia, sentada en una silla
tallada en el tronco del árbol del oído? Un cuerno rosado
brota, como un feliz pensamiento, de su frente.
Y en el imposible, su ausencia se hace real,
tan real como un deseo irrealizado, e igual de fuerte.
II
¡Oh, mantenerse callado al lado de alguien a quien amamos tanto
que sólo cerrar los ojos puede ayudarnos a verle por completo!
¡Oh, los grandes, graves, silencios del amor, cuando una música
parece armarse en el sol, entre las hojas amplias como estrellas!
¡Oh, amar tanto que sólo el silencio pueda comunicar la dicha
que sentimos, y sólo el sol, los árboles y la naturaleza nos basten!
¿Acaso no implica amar a una mujer o a un hombre amar toda la tierra?
III
Tú, que escuchas a la entrada del bosque,
apoyada en el puño la frente pensativa.
Tú que creas el silencio,
señor de la nada y del espacio,
milagroso dador del estío.
Pues lo que sueñas no se añade
al mundo, sino que se resta,
y lo que miras entra en lo invisible
y se queda allí, deshecho,
igual que la música de un arpa
entra en el cuerpo del que escucha
y lo deja atravesado con sus cuerdas.
No tiene voz tu voz,
sólo sabes decir ausencia,
ausencia y vacío, olvido y sueño.
Pero en tu sueño nace un río.
Nacen cisnes y espadas.
Nace un dios.
Oh, dios del silencio, que creas
el mundo con tu escucha.
No nos respondas nunca,
aunque el deseo de hacerlo sea fuerte,
pues una sola palabra tuya
podría destruirnos.»
-Andrés Ibáñez