Los derviches, místicos danzantes
«En mi cabeza, como olas los giros se ensortijan;
así, gira y ondea tu en la danza sagrada.
Danza, entonces, oh corazón, sé como un círculo giratorio.
Quémate en esta llama, ¿no ves acaso que es El la vela?»
-Meviana Jelalu’ddin Rumi
» ‘Ahora’, dijo, ‘te diré algo más acerca del girar.’
‘Cuando giras no giras para ti sino para Dios.
Giramos de este modo para que la Luz de Dios pueda descender a la tierra.
Al girar, eres un canal de transmisión, la luz es recibida
por la mano derecha y la izquierda la trae a este mundo.
Es lo que los occidentales llaman «alquimia», porque si te concentras de la
manera adecuada en la plegaria, estás haciendo el sacrificio
necesario.
De este modo, la luz, que contiene en sí el orden
perfecto, puede pasar a través de ti hacia la tierra.
Giramos para Dios y para el mundo, y es lo mas bello que se pueda imaginar.
‘Si cuando giras estás en calma y en estado de plegaría,
ofreciéndote por completo a Dios, entonces, tu cuerpo gira pero en
el centro hay un punto completamente inmóvil.
Sabiendo que sólo existe Él, experimentas el universo girando alrededor del centro.
Cuando giras, las estrellas, los planetas y el universo entero giran
alrededor de ese punto inmóvil.
Los cielos responden; y los mundos invisibles se unen en la danza.
Jesús dijo: «A menos que dances no conoces lo que vendrá’.
Por eso giramos.
Pero el mundo no comprende.
Creen que giramos para entrar en cierto tipo de trance.
Es verdad que a veces entramos en cierto estado que ustedes denominarían éxtasis, pero eso sólo sucede cuando sabemos y experimentamos al mismo tiempo.
No giramos para nosotros mismos.’
-Autor desconocido