
«La pálida luna alumbra entre nubes dispersas en el cielo otoñal.
La embriagadora belleza de la escarcha pesa sobre el follaje y
lo humilla hacia el frío del torrente.
Sola ante la ventana, soporto el peso de los días, y nada viene a aligerarlo.
Y compongo poemas que voy borrando a medida que los corrijo.
A lo largo de la balaustrada, florece el oro de los crisantemos.
El odioso clamor de las cigüeñas deja caer su pesadumbre del cielo glacial.
Y yo, tras la celosía, en la soledad de mi solitario pabellón,
¡sola, quemando perfumes, y soñando… sola!»
-Chao Su Cheng (Siglo XII)