
«Ahora, nuestro juego ha terminado.
Estos actores, como les dije, eran sólo espíritus y se han fundido en el aire, en la levedad del aire; y, al igual que la ilusoria visión que representaban, las torres que coronan las nubes, los lujosos palacios, los solemnes templos, el gran globo mismo, sí, con todo lo que contiene, se disolverán y, como estos desvanecidos pasajes sin cuerpo, no dejarán rastro.
Estamos hechos de la misma materia de los sueños y nuestra breve vida cierra su círculo con otro sueño…»
-Shakespeare («la Tempestad «)