(pequeñas florecillas en Bernal)
“Yo anduve en tu sudor viendo tu trabajo por dentro.
Y tu trabajo era blanco y tenía nubes en el lugar más callado del día.
Tu labor era con levadura y espiga, crecía hasta hacerse cosecha.
Siempre venías de tu casa escuchando los primeros pájaros.
viviendo solitario y alegre la paz de tu alma.
Sé que tejiste alas a tus críos para que el mundo sea más alto,
más inmenso, más niño que tus ojos de recién llegado al mar.
Tu tallo de hombre se alzaba más allá que el verano
y la mañana comenzaba en tus brazos abiertos
donde la luz se dibujaba para que yo la comprendiera.”
-Celedonio Torres Avalos
Tan lindo. Me recuerda que el mundo está lleno de cosas así que en los afanes dejamos escapar. Pero un momento vivido escuchando a las plantas crecer o a las aves cantar, es el tiempo mejor invertido. 🙂
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🙂
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