«Comenzamos a hacernos más regalos.
Bagatelas que encontrábamos en un rincón polvoriento del escaparate de una tienda de empeños.
Objetos que nadie más quería.
Cruces de pelo trenzado, deslustrados amuletos, y haikus de amor escritos en cintas y cuero.
Nos dejábamos notas, pastelitos.
Cosas.
Como si pudiéramos taponar el agujero, reconstruir la pared resquebrajada.
Llenar la herida que habíamos abierto para permitir la entrada a otras experiencias.»
(«Eramos unos niños»-Patti Smith)