Una estación llamada Soledad…
Porque a veces parece como que el cielo y la tierra se alían con el alma, hasta fundirse en una unidad de calma y paz.
De espera eterna.
De un silencio suave y rítmico como el sonido de las hojas que danzan en el aire hasta dejarse caer gozosas en el suelo.
La brisa tenue y rítmica, generando armoniosas melodías entre verdes y ocres, entre luces y sombras, entre raíces que se funden con la nueva semilla aspirante a nacer.
El sol tibio de la tarde, buscando donde desplegar su luz y calor…platinando hojas y canteros, tapizando de magia los últimos rincones oscuros de esta quietud absoluta de un domingo en Palermo.
Los bancos, vacíos.
Senderos huérfanos de pisadas de hombre. Y de niño.
La soledad despojada y pura.
Y mi mirada recorriendo con nostalgia cada palmo de verde.
Y de último sol de la tarde.
El corazón, latiente.
El pulso, firme.
Y la magia, apareciendo de a poco, como invitada de último momento a mi escenario interior en blanco y negro.
Los troncos de los árboles, guardando la memoria de amores fugaces y furtivos.
Y de los otros, si es que se han salvado de la rutina y del miedo a amar. Y explorar con todos los sentidos.
Las viejas pérgolas enlazadas de rosales testigos de historias y secretos. De miradas y silencios. De un horizonte plagado de sabores porteños.
El mismo viento. El mismo cielo. El mismo aroma en el aire. La misma luz develando ensueños.
A lo lejos, el relato de un partido de fútbol en una radio vieja.
Y más cerca, unos ojos sedientos de ver y de sentir.
O simplemente, un alma triste entregándose a la belleza más pura.
Esa belleza capaz de hacerte despertar de un largo sueño.
Y hacer que de tu pecho abierto salga una sola palabra hacia la vida: Gratitud.
Y ahí…en ese instante fugaz, uno se reconcilia con los misterios de la vida y comprende por fin que todo tiene un sentido.
Aún el silencio y la soledad.
Y el dolor y el desencuentro.
Y la ternura y la entrega.
Y el haberlo intentado.
Y el seguir intentándolo cada vez que uno se despierta cada día.
Sin olvidar jamás de luchar siempre con un sueño bajo el brazo.
No hay errores.
Simplemente, aprendemos.
Y el final es solo la excusa para un nuevo comienzo.
O el reencuentro definitivo…
Gabi Dakoff (21-09-2002)


Belleza de letras y de sentires profundos, serenos, nostálgicos, tristes, dilatados como el horizonte en el océano imnenso. Mirada de abrazo, de candor, de caricias al corazón mismo de todas las cosas que te rodean. Diálogo calmado y armonioso buscando el acorde sentido y mágico de esta trama de amor y vida, de sueños, de avatares, con tiempos de silencio, canto y llanto. Y la magia, mañana, vestirá tu escenario de tu color, azul de cielo azul.
Me has conmovido y emocionado. Gracias.
Ramón
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Gracias Ramon! Recuerdo exactamente ese dia. había ido especialmente al Parque de Palermo, en Buenos Aires un día después del comienzo de primavera. Los festejos del día anterior, habían dejado devastado el parque, por eso estaba cerrado. Me sentí parte de esa misma soledad. Invadida de melancolía.
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!Qué gozo volver a leer estas letras! Gracias.
Tienes muchísimas entradas maravillosas en tu blog, pero, sin ninguna duda, me quedo con las «tuyas»
Un abrazo
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Gracias Ramon!!!!!!!! Muchisimas gracias! Gracias por tu amistad
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Gracias a tí, Gabi, amiga, un abrazo muy grande
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Otro enorme a vos Ramon! TQM!
Gabi
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Mi ‘megusta’ tiene reservas. Lo dedico a tu texto sentido, sensible, ¡maravilloso! Pero Arjona… (¡y tres videos!)
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jjaaaaaa! Arjona me puede. Me gusta su letra. qué-se-le-va-a-hacher…. viste? tengo muchas zonas oscuras (diria Jung)! ah.. y me gusta la voz de Gaby Moreno (hasta se animo a cantar con Hugh Laurie, el de la serie House). https://www.youtube.com/watch?v=lQawVOeVOoE
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