Si. Ya sè. A lo mejor te estàs riendo solo porque te pasò, lo mismo que a mi anoche, si vivìs en la mìtica Buenos Aires:
despuès de una jornada de calor infatigable
de presiòn por el suelo
la noche nos regalò una lluviecita fresca y suave
y quizà (y con ello va un deseo, de que asì haya sido)
fuimos muchos los que nos descalzamos de inmediato
e iniciamos el maravilloso rito ancestral:
palmas hacia arriba, cara al cielo, lengua afuera,
pies descalzos en el pasto
y la brisa acariciàndonos la nariz
y las primeras gotas frìas penetràndonos el rostro
un gesto sencillo y delicioso
lo màs divertido de todo para mi
fuè que esta vez tenia a India a mi lado
me miraba extrañada
(creo, se està dando cuenta de mi locura)
y cuando por fin se animò a acompañarme en la aventura
saltaba entre las gotas, sorprendida,
como un pequeño corderito
dejando mojar su pelaje que aùn parece como
motitas de algodòn
Me dormì escuchando la lluvia
el sonido del golpeteo incesante del agua
en las canaletas de zinc pegadas a las ventanas de mi cuarto
el cielo me regalò la lullaby màs bella y vibrante
y hoy, el jardìn, se despertò reverdecido…
Una maravilla!
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Asi es la lluvia…!
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