«Toco la carta suavemente.
El mago murmura algunas palabras que no entiendo.
Dice que la mujer del coche soy yo.
No pudo lanzarme desde aqui, aunque quisiera
tener el valor de hacerlo.
Soy yo, la mujer,
esa criatura mágica que tira de las riendas
de este coche,
sin haber descubierto nunca
quién las puso en mis manos.
Temo quedarme sola;
sin embargo no puedo detenerme.
Es el destino y a ese sitio se llega a oscuras
en la ceguera total.
Tiene que haber un final,
por eso continuo mi ruta,
mi viaje total con las estrellas.
Cómo será ese fin?
Será la muerte líquida,
será la muerte blanca,
la de la creación,
la que me aguarda,
o será la muerte-muerte?
Basta, no importa ya nada.
tengo mi alma y el coche en movimiento.
Soy la mujer que dirige un carruaje
con los dragones de Medea.
Sé hacia dónde voy.
Si alguien pregunta por mí,
díganle que me vieron pasar,
que salí al alba
y que no regreso más…»
(Mía Gallego)


!Bellísima poesía! Gracias
Un abrazo
Ramón
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Gracias Ramón! Que pases un buen domingo amigo!
Gabi
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