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Rene’ Burri© Greece 1957

«El propósito de la meditación es observar algo profundamente y ver sus raíces.

Si observamos en profundidad cualquier tipo de acción que emprendamos, seremos capaces de reconocer la semilla de esa acción.
Esa semilla puede proceder de nuestros antepasados.
Sea cual sea la acción que emprendamos, nuestros antepasados la están
emprendiendo al mismo tiempo con nosotros.
Así pues, padre, abuelo y bisabuelo la realizan contigo; madre, abuela y bisabuela la realizan contigo.
Nuestros antepasados están en cada célula de nuestro cuerpo.
Hay semillas que se plantan a lo largo de tu vida,pero hay también semillas que fueron plantadas antes de que tú te manifestaras con ese cuerpo.
A veces actuamos sin intención, pero eso es también una acción.
La «energía del hábito» nos empuja; nos impulsa a hacer cosas sin que seamos conscientes.
A veces hacemos algo sin saber que lo estamos haciendo.
Aunque no queramos hacer algo, aun así lo hacemos.
A veces decimos: «No quise hacerlo, pero es más fuerte que yo, me
empujó».
Así pues, hay una semilla, una energía del hábito, que puede proceder de hace

muchas generaciones en el pasado.

Es mucho lo que hemos heredado.
A través del mindfulness podemos llegar a ser conscientes de la energía del hábito que se nos ha transmitido.
Quizá podamos ver que nuestros padres o abuelos fueron también muy débiles, de manera semejante a nosotros.
Podemos ser conscientes, sin juzgar, de que los hábitos negativos proceden de estas raíces ancestrales.
Podemos sonreír a nuestros defectos, a nuestra energía del hábito.

Con consciencia tenemos una posibilidad; podemos actuar de otra manera. Podemos poner fin al ciclo del sufrimiento justo ahora.

Tal vez en el pasado, cuando nos observábamos a nosotros mismos haciendo algo involuntario, algo que podemos haber heredado, nos echábamos la culpa a nosotros mismos.
Nos veíamos como un yo individual, aislado, lleno de defectos.
Pero con consciencia podemos empezar a transformar esas energías del hábito y a desprendernos de ellas.

Con la práctica del mindfulness identificamos que se ha producido una acción

habitual.
Esta es la primera toma de conciencia que nos ofrece la atención plena.
A continuación, si estamos interesados, la atención plena y la concentración nos ayudarán a examinar y encontrar las raíces de nuestra acción.
Esa acción puede haberla inspirado algo que sucedió ayer, o remontarse a hace trescientos años y ahondar sus raíces en uno de nuestros antepasados. Una vez tomamos conciencia de nuestras acciones, podemos decidir si son beneficiosas o no, y en caso negativo, podemos decidir no repetirlas.
Si somos conscientes de las energías del hábito presentes en nosotros y podemos poner más intención en nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones, podemos transformarnos no solo a nosotros mismos, sino también a nuestros antepasados que plantaron esas semillas.
Practicamos el mindfulness para todos nuestros antepasados y

descendientes, no solo para nosotros mismos; practicamos para el mundo entero.

Cuando somos capaces de sonreír ante una provocación, podemos ser conscientes de nuestra capacidad, valorarla y seguir así.
Si somos capaces de hacerlo, significa que nuestros antepasados también son capaces de sonreír a lo que les está provocando.
Si una persona mantiene la calma y sonríe ante una provocación, el mundo entero tendrá más posibilidades de vivir en paz.
La clave es ser conscientes de nuestras acciones.
El mindfulness nos ayudará a comprender de dónde proceden nuestras acciones.»
-Thich Nath Hanh

 

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