Ellen Auerbach, The dancer Renate Schottelius, New York, c 1947
“Ella baila, ingràvida.
Sueña con sus pies y al volar,
engaña al aire bajo sus alas.
Dialoga con su aliento,
que sale de su pecho
y se expande a la par de sus piernas
que dibujan un poema, en el cieloraso.
Enlaza una caricia con sus brazos
abiertos en flor hacia un horizonte
que se hace infinito a medida que su alma, se extiende.
Y abarca una lágrima, emocionada,
de otra alma sensible, que recibe ese retazo de pasión,
que ella va dejando,
desparramado en el piso,
a medida que baila.
En un giro, un poema.
En un salto, una sinfonia exquisita
y armónica de paz y ritmo.
Ella baila.
Con el cuerpo, el corazón,
el alma y la magia que la recorre,
danza con ella.
Y se expresa en un instante,
lo absoluto, como la religión más sagrada,
marcando latente la cadencia exacta entre un latido y otro.
Los espacios exquisitamente bordados con su cuerpo.
Lienzo inagotable de sinfonias y acordes.
Ella danza.
Y fluye suave como la voz del amor,
el canto del tiempo que corre en el rio mágico de la memoria,
y con su dulzura,
remonta vuelo en el alma…
Solo el corazon es capaz de fecundar sueños…!!!
-Gabi Dakoff (10-05-2011)
Preciosa entrada llena de sentimiento vital, encanto y graciosa luz en movimiento
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Gracias Ramon!!!
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Lindo, lindo. «Las autopistas andan, los senderos bailan». 😉
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…los átomos danzan!!! 🙂
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Bellisimo!
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Gracias Mabel! 🙂
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Bonito post y muy interesante.
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Lindísimo! Gracias Gabi!
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A vós Jess por leer! 🙂
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Ay, como ame tu poema,tu gracia ,tus delicada manera de dar.
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Te abrazo Eddita!
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