.del amor a ti y a otros asuntos

«…todo poeta, sin embargo, crea la resurrección,
entona ante la muerte un hurra victorioso.
Y si alguno piensa que exagero,
quedará preso de los desastres,
del demonio

y de los círculos infernales.»

– José Lezama Lima

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Nacimos póstumos, a destiempo el uno respecto del otro.
Si no podemos encontrarnos en una cama,
al menos hemos de hallarnos en un amor a algo que nos
abrace.
Mario escribió “Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.”
Yo te digo: nos veremos en las sábanas de papel,
que no se encuentran sudadas por nuestros cuerpos,
pero sí divinizadas por las ideas que amamos.

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El enamorado llega a predecir su suerte.
El amante alcanza la adivinación del futuro de su amor
y su destino.

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El amor anda por ahí conversando y bebiendo con la muerte.
La muerte envidia su eficacia,
la forma como ingresa en un alma y la mata.
Oh enamorado ya no tienes alma,
el amor la reemplazó con un relámpago.

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Las cosas más importantes que guarda una gaveta
no son los recibos, las joyas, las chucherías o las bagatelas,
son las cartas de amor.
Y si son secretas, ya no son importantes, sino universales.

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Uno a veces tiene que hacer un esfuerzo sobrenatural
para no morirse por ti.
Mujer amante de hoy.

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Estar enamorado es una miseria.
En esa pobreza
hay que responder por la desmesura,
pero no hay con qué pagar todo lo que se adeuda.

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Deberían inventar una escala
para medir los movimientos telúricos
de las placas del alma,
cuando el alma ama.

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Quisiera cruzar el umbral de tus cosas
y estar entre ellas y tu cuerpo.
Entre ellas y tu entendimiento.
Si pudiera hacerlo,
sería tuyo cada vez que uses esas cosas.
Si te vistes, te arropas conmigo;
si piensas en ellas, primero piensas en mí;
si se pierden y son recuperadas
soy yo el que se ha perdido
y ha sido luego rescatado;
si las amas, me amarás a mí primero,
me estarás odiando a mí, cuando tu desprecio caiga
sobre ellas.

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Es posible mantener en el lago de nuestras manos
el agua de la esperanza
cuando la carne no ha sido explotada.
Se puede recorrer el camino de la utopía
si aún poseemos piernas.
Pero si el fuego de la guerra ha pulverizado nuestras
manos y piernas
¿Qué podemos hacer?,
¿qué nos queda?,
¿acaso podemos contener esa agua,
acaso podemos caminar esa senda?
Las pailas del infierno de las que hablaban nuestros abuelos
no se encuentran del otro lado de la pared de la vida,
las hemos puesto nosotros de este lado;
la casa de la vida se quema todos los días.

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Te amo sin poderte tocar.
Te amo sin poderte escuchar.
Te amo sin poderte ver.
He alcanzado un imposible.
Que miedo amarte así.
Te amo en verdad
o no he roto la cáscara azul de la locura.

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Aquí estoy
agitando las aguas del delirio y del sueño.
Aquí estoy otra vez
escribiendo acerca de mis asuntos.
Aquí estoy de nuevo
encontrando en tu milagro
las palabras nuevas.
¿Qué es lo que amo más?
¿Eres tú o la hoja en blanco?
Eres tú,
pero la hoja es la única opción que tengo.
Es la única salida.
No tengo otra cosa mejor que hacer para curarme.

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[43]
Yo mismo soy el poema.
Tú mismo eres el poema.
De parte a parte aquí nos encontramos,
vemos nuestras caras;
aunque esté lejos o haya muerto,
por aquí nos hablamos.
No soy yo solamente el que sobrevive a la muerte
gracias a este poema,
tú también lo haces,
pues puede que mis palabras te ayuden a vivir
y hacer otras cosas que no habías hecho.
Esas cosas pueden ser ensoñación, amor, delirio, utopía.
Si las llevas a cabo
tu nombre no va morir en el tallado de una lápida.
No dependerás de la memoria injusta de tus allegados.

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¿Cuántas veces morimos al día?
Todavía peor, ¿cuántas durante la vida?
En cada ausencia, en toda substancia perdida,
en la desaparición, en el rompimiento,
en todo amor sin consumar, también en todo amor fallido,
en la vileza. Partes nuestras se mueren
hasta que ya no hay más partes por sepultar.
¿Estamos condenados a ver
cómo la vida se derrama hacia la muerte?,
¿no hay más destino sino ese?
Resístete conmigo y canta.

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El amor es llave de toda cerradura.
Suaviza todas las bisagras.
Tiene la fuerza de empujar cualquier piedra
y de transformar todas las cosas en mejores substancias.

-Andrés Felipe López López

El cielo se inclina para tomar mi mano
Y guíame a través del fuego
Sé la respuesta tan esperada
A una lucha larga y dolorosa
La verdad sea dicha, he hecho mi mejor esfuerzo

Pero en algún lugar del camino
Me quedé atrapado en todo lo que había para ofrecer
Y el costo fue mucho más de lo que podía soportar
Aunque lo he intentado, he caído

me he hundido tan bajo
lo arruiné
Mejor debería saber
Así que no vengas por aquí

Y dime que te lo dije
Todos empezamos con buenas intenciones
El amor era crudo y joven
Creíamos que podíamos cambiarnos a nosotros mismos.
El pasado podría ser deshecho
Pero llevamos sobre nuestras espaldas la carga
El tiempo siempre revela
En la solitaria luz de la mañana
En la herida que no sanaría
Es el sabor amargo de perderlo todo
Que he tenido tan querido

he caído
me he hundido tan bajo
lo arruiné
Mejor debería saber
Así que no vengas por aquí
Y dime que te lo dije

El cielo se inclina para tomar mi mano
No hay ningún lugar a donde ir
Estoy perdido para aquellos que pensé que eran amigos
a todos los que conozco
Oh, vuelven la cabeza avergonzados
fingen que no ven
Pero es un paso perdido
Un desliz antes de que te des cuenta
Y no parece haber una manera de ser redimido

Aunque lo he intentado, he caído
me he hundido tan bajo
lo arruiné
Mejor debería saber
Así que no vengas por aquí
Y dime que te lo dije
lo arruiné
Mejor debería saber
no vengas por aquí
Y dime que te lo dije

-Sarah Mclachlan