.carta de Rainer María Rilke a su amigo Franz Xavier Kappus

Suecia, 19 de agosto de 1904

«Estimado señor, créame que no tenemos que tener ningún resentimiento contra el mundo, pues no está contra nosotros como a veces creemos.
Si vemos en el mundo espantos, son nuestros espantos; si vemos abismos, esos abismos nos pertenecen; y si hay en él peligros, debemos procurar amarlos. Se trata en parte de estar preparados siempre para lo más difícil, y de ese modo todo nos resultará sencillo y familiar, y hasta agradable, asombroso. ¿No recuerdas los viejos mitos en los que los dragones se convierten inesperadamente en princesas? Todos los dragones de nuestra vida tal vez sólo sean princesas que sólo esperan el momento oportuno para revelarse a nosotros tal cual son, y esa transformación milagrosa acontece en el instante en que estamos preparados para descubrir el rostro oculto y bello de la realidad que parece amenazarnos.
Así que no debe asustarse cuando una tristeza se eleve ante usted, o cuando una turbación pase como una sombra sobre sus manos y su ser. Debe pensar que algo importante le está sucediendo, que la vida no lo ha olvidado y se ocupa de usted. ¿Por qué excluir de la vida las inquietudes, los dolores y las melancolías, cuando ignoramos con qué profunda intención trabajan en nosotros esos estados de ánimo? No se observe demasiado, no extraiga conclusiones precipitadas, deje simplemente, que la vida acontezca…»

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