“Lo mejor y lo más hermoso de esta vida no puede verse ni tocarse; debe sentirse con el corazón”.
-Helen Keller
Helen Keller (Illustration by ©Monica Garwood)
“Había una vez una niñita llamada Helen que sufrió una fiebre tan terrible que quedó sorda y ciega a la vez. Helen se sentía tan frustrada que pasaba sus días tirada en el suelo, gritando y pataleando.
Su mamá decidió entonces llevarla a una escuela especial de ciegos. Una talentosa y joven maestra de nombre Anne Sullivan conoció a Hellen e intentó enseñarle a hablar.
Pero, ¿cómo aprender la palabra muñeca si no puedes ver tu juguete favorito? ¿Cómo decir agua si nunca has oído a alguien hablar?
Anne se dió cuenta de que debía usar el sentido del tacto de Helen. Sostenía sus dedos bajo el agua corriente mientras le escribía la palabra agua en la mano. Luego le escribía la palabra muñeca mientras Helen abrazaba su muñeca favorita. Con el tiempo, Helen fué entendiendo que las distintas palabras nombraban diferentes cosas.
Con los dedos sobre los labios de Anne, Helen empezó a sentir las vibraciones que producían esas palabras al ser emitidas, y poco a poco fué aprendiendo a producirlas ella también. Con el tiempo, logró hablar por primera vez en su vida.
También aprendió a leer en leer en braille pasando los dedos por encima de los puntos sobresalientes, e incluso estudió varios idiomas como francés, alemán, latín y griego.
Helen comenzó a dar discursos en público para defender los derechos de las personas con discapacidades. Viajó por todo el mundo en compañía de su increíble profesora y su amado perro. No necesitaba palabras para decirles lo que sentía. Bastaba con que les diera un fuerte abrazo afectuoso.”
-Helen Keller (27 de junio de 1880/1° de junio de 1968, Estados Unidos de America, de “cuentos de buenas noches para niñas rebeldes”©)
Helen Keller y su maestra Anne Sullivan