Piergiorgio Branzi© Napoli, 1950s
«Cuando hablamos de escuchar con compasión, solemos pensar en escuchar a otra persona.
Pero debemos escuchar también al niño herido que hay en nuestro interior. Aveces precisa toda nuestra atención.
Ese pequeñín puede surgir desde lo más profundo de tu conciencia y reclamar tu atención.
Si estás atento, oirás su voz pidiendo ayuda.
Enese momento, en vez de prestar atención a cualquier otra cosa que tengas delante de ti, vuélvete y abraza con ternura al niño herido.
Puedes hablarle directamente con el lenguaje del amor, diciéndole: «En el pasado te dejé solo. Escapé de ti. Ahora lo lamento mucho. Voy a abrazarte».
Puedes decirle: «Querido, estoy aquí para lo que necesites.Voy a cuidarte muy bien. Sé que sufres mucho. He estado muy ocupado. Te he desatendido, pero ahora he aprendido una manera de volver a ti».
Si es necesario, tienes que llorar junto a ese niño.
Cada vez que lo necesites, puedes sentarte a respirar con él.
«Al inspirar, vuelvo a mi niño herido; al espirar, cuido bien de mi niño herido.»
Tienes que hablar con tu niño varias veces al día; solo así conseguirás sanarle. Al abrazarle tiernamente, le aseguras que nunca le fallarás ni le desatenderás de nuevo.
Elpequeño se ha quedado solo durante mucho tiempo.
Por eso tienes que empezar estapráctica en seguida.
Si no lo haces ahora, ¿cuándo lo harás?
Si sabes cómo volver a escucharlo atentamente todos los días durante cinco o diez minutos, se producirá la curación.
Cuando subas a una hermosa montaña, invita a tu niño a subir contigo.
Cuando contemples la puesta de sol, invítale a disfrutarla contigo.
Si lo haces durante unas semanas o unos meses, ese niño sanará sus heridas.
Con la práctica, veremos que nuestro niño herido no está únicamente en nosotros, sino que puede representar a varias generaciones.
Quizá nuestra madre haya sufrido durante toda su vida.
Puede que nuestro padre haya sufrido.
Tal vez nuestros padres no fueron capaces de cuidar al niño herido en su interior.
Por eso, cuando abrazamos al niño herido que habita en nosotros, estamos abrazando a todos los niños heridos de nuestras generaciones pasadas.
Esta práctica no es solo para nosotros, sino para las innumerables
generaciones de antepasados y descendientes.
Puede que nuestros antepasados no hayan sabido cuidar de su niño herido, así que nos lo han transmitido. Nuestra práctica debe poner fin a este ciclo. Si podemos sanarlo,no solo nos liberaremos a nosotros mismos, sino que ayudaremos también a liberar a quien nos haya herido o maltratado.
Puede que tal vez el maltratador haya sido también víctima de los malos tratos. Hay personas que tras practicar con su niño interior durante mucho tiempo han aliviado su sufrimiento y experimentado una transformación. Sus relaciones con su familia y amigos se han vuelto mucho más fáciles.
Sufrimos porque no hemos sentido en lo más hondo de nuestro ser la compasión y la comprensión.Si generamos la energía del mindfulness, la comprensión y la compasiónpor nuestro niño herido, sufriremos mucho menos. Cuando conseguimos la atención plena, podemos facilitar la comprensión y la compasión, y permitimos que la gente nos ame. Antes tal vez sospechábamos de todo y de todos.La compasión nos ayuda a relacionarnos con los demás y a restablecer la comunicación.
Puede que también las personas que nos rodean, nuestros familiares y amigos, tengan un niño gravemente herido en su interior. Si conseguimos ayudarnos a nosotros mismos,podremos también ayudarles a ellos.
Cuando nosotros nos hayamos sanado, la relación con los demás será mucho más fácil.
Habrá más paz y amor en nosotros.
Vuelve a ti, conecta contigo y cuida de ti mismo.
Tu cuerpo te necesita, tus sentimientos te necesitan, tus percepciones te necesitan.
El niño herido que hay en ti te necesita.Tu sufrimiento necesita que lo reconozcas. Vuelve a ti y ocúpate de todo eso.
Practica el caminar consciente y la respiración consciente.
Hazlo todo con atención plena para poder estar realmente ahí, para ser capaz de amar.»
-Thich Nhat Hanh