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Exquisito y provocador libro, el del britànico Roger Housden:
» Alma y sensualidad: Devolver el erotismo a la vida cotidiana».
 
En esta meditaciòn titulada «Sueños de Clementina», describe còmo la simple y esplèndida mandarina revela sensualmente lo sagrado que se esconde  entre las lìneas de la vida ordinaria…

«…Una vez soñè que estaba en el desierto, sentado bajo una roca, rodeado de arena rojiza que se extendìa hacia el horizonte, sobre el que formaba una brillante neblina.
Llevaba una cantimplora con agua hasta la mitad, pero la noche anterior me habìa comido la ùltima lata que quedaba.
Me daba cuenta que mi situaciòn no era muy prometedora pero no sè bien por què, estaba relativamente tranquilo.
Mientras contemplaba el desierto, me sorprendiò ver, a una distancia de no màs de un metro, una reluciente mandarina clementina en la arena.
Yo no habìa llevado mandarinas al desierto y por allì no podìa haber pasado nadie recientemente…
Y sin embargo, alli estaba, una clementina perfectamente redonda, toda para mi, vestida de color naranja.
Me acerquè y la tomè en mis manos.
Su olor era fresca y penetrante como el de las clementinas.
Toquè la suave piel y la abrì como una vaina madura que revelò en su interior la fruta y la celosìa de fibras que la protegìa.
Una dulce bruma de delicioso olor refrescò el aire del desierto y envolviò mi rostro acalorado.
Con el dedo ìndice, tirè despacio de uno de los gajos, al que seguìa una fronda blanca y gomosa, y me lo llevè a los labios.
Lo sostuve unos instantes entre  los dientes, rompì la tensa piel y una lluvia de jugos exquisitos me rociò la boca.
Mastiquè despacio la carne, reduje la envoltura a pulpa y dejè que se deslizara garganta abajo sin esforzarme apenas en tragar.
Saboreè su energìa y sentì que me aclaraba la mente.
Luego arranquè otro gajo, lleno a estallar, sentì su cuerpo abultado entre mis dedos y siguiò el mismo camino que su ausente vecino.
Comì un tercer gajo
y un cuarto
y otro
y otro màs:
el fresco contraste de su sabor penetranteme atravesò hasta que,
con el ùltimo de ellos,
despertè en una frìa mañana
inglesa
de
otoño…»

-Roger Holdsen (Tomado de «Soul and Sensuality: Retorning the Erotic to Everyday Life»)

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«No hay manera de comprender el mundo

si primero no lo captamos

con la red de radar

de nuestros sentidos»

-Diane Ackerman

2 Replies to “.sueños de Clementina”

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