
«Vendrán lluvias suaves y olor a tierra mojada,
Y golondrinas rolando con su chispeante sonido;
Y ranas en los estanques cantando en la noche,
Y ciruelos silvestres de trémula blancura.
Los petirrojos vestirán su plumoso fuego
Silbando sus caprichos sobre el cercado;
Y nadie sabrá de la guerra, a nadie
Preocupará cuando al fin haya acabado.
A nadie le importaría, ni al pájaro ni al árbol,
Si toda la humanidad pereciera;
Y la propia Primavera, cuando despertara al alba,
Apenas se daría cuenta de nuestra partida.»
-Sara Teasdale (Incluido en su antología «Flame and Shadow»).
La escribió en 1918, horrorizada por la Primera Guerra Mundial, proponiendo un salto cuantitativo de sus efectos, de un campo de batalla al planeta entero.
El poema de Teasdale fue escrito poco después de la Primera Guerra Mundial y se pregunta si la naturaleza lloraría la muerte de la humanidad.
John Roger dice: si desaparecieron los dinosaurios porque no habría de desaparecer el hombre? Gracias por la belleza Gaby
Me gustaMe gusta
Y tiene razon! Sólo que los humanitos creemos que somos eternos… y sólo sómos polvo de estrellas…
Me gustaMe gusta