Bäsle no es otra que Maria Anna Thelka Mozart (1758-1841), prima del compositor. Encarna al arquetipo de primita -o primito- con quien sólo algunos afortunados han tropezado. Se encontraron en Augsburgo, ciudad de donde provenía la línea de la familia, durante el viaje iniciático a París que Wolfgang realizara en 1777. El contrastre entre la frescura surrealista de esta serie de cartas y las graves circunstancias que tiñieron aquel viaje es toda una metáfora de la vida de su autor.
Más que una selección, y también más acorde con su alocado contenido, lo que viene a continuación es un poutpourri de todas ellas. Una carta de cartas en la que ninguna palabra es inventada a no ser que lo exija, más que su significado, el ritmo y la rima que busca el autor. Pueden sorprender, tal vez escandalizar o confirmar según qué imagen preconcebida tengamos del músico. Gocémoslas como lo que son: un estallido de risa y juventud. Desinhibición e inteligencia mozartianas en estado puro. Deseo en flor y alegría desbocada. Jolgorio incuestionable.
Kayserheim (Mannheim), Munich, Salzburgo…1777-78-79
«Ma trés chére cousine! (1)
¡Queridísima, amadísima
bellísima, gentilísima,
preciosísima, exasperadísima
por un primo indigno
primita,
o violoncelito! (2)
Con muchísima prisa y el mayor arrepentimiento y pesar; y firme propósito, le escribo para darle la noticia de que mañana iré a Munich. Querida primita, no sea feíta. Me hubiera gustado mucho ir a Augsburgo se lo aseguro, pero el Sr. Prelado del Imperio no me ha dejado marchar, y yo no lo puedo odiar, porque iría contra la ley de Dios y de la naturaleza sin disputa, y quien no se lo crea es una «p–a». Por consiguiente, las cosas son así. Quizá vaya en un salto a Munich, esa digna ciudad. Procure estar de año nuevo en adelante, para que pueda contemplarla por detrás y por delante. Entonces tendré el honor de cumplimentarla. Le besaré la mano (…)
Si yo, Yohannes Chrisostomus Sigismundus Amadeus Wolfgangus Mozartus estaré en condiciones de calmar, mitigar, o aplacar la cólera que sin duda ha aumentado vuestra encantadora belleza (visibilia und invisibilia) (3) a la altura de un buen tacón de zapatilla, es cuestión que sin embargo voy a responder:
¡Rayos y centellas, sapristi, sapos y escuerzos, diablos, brujas, rebrujas, batallones y más batallones de cruzados cáspita, tierra, agua, aire y fuego, Europa, Asia, Áffrica y América, jesuitas, agustinos, benedictinos, dominicos, cartujos y santos caballeros cruzados, canónigos regulares e irregulares, y todos los haraganes, pícaros, bribones, canallas y vagos en montón, asnos, búfalos, bueyes, necios, lerdos y zorros! ¿Dónde quedan las buenas maneras?
He recibido fruncido su carta para mí tan preciosa, y por ella he sabido torcido que mi Sr.Primo al que estimo, la Sta. Prima que rima y usted Su Merced, están todos bien como cien; también nosotros, a Dios gracias, estamos sanos gusanos. Hoy he recibido la carta lagarta de papá jajajá en mis propias manos sin granos. Confío en que habrá tralalá recibido mi carta que también, amén, le envié desde Mannheim.
¡Tanto mejor, mejor tanto!, y ahora algo sensato. Lamento mucho que el Sr. Prelado ensalado le haya dado otra vez un ataque badulaque. sin embargo confío en que con la ayuda de Dios le dé tos y no tenga consecuencias demencias. Usted escribe inclusive que cumplirá la bromesa que me rizo antes de marcharme de Ogspurgo, y eso, tonto, muy pronto. Sin duda, me arrepentiré. Me escribe, además, si, me suelta, me revela, me manifiesta, me da a conocer, me explica, me indica, me comunica, me informa, me saca a relucir, me pide, ansía, desea, quiere, le gustaría, me ordena que le envíe también mi retrato zapato. Eh bien, se lo mandaré sin falta que salta.
Ahora el espacio es demasiado escaso para escribir más cosas sensatas, y algo sensato da siempre dolor de cabeza; de todas formas la verdad es que mi carta está llena de cosas sensatas y sabias. Si la ha leído ya, tendrá que confesarlo, y si no la ha leído aún, haga el favor de leerla deprisa, obtendrá mucho provecho de ella. Sólo con unas líneas llorará a lágrima viva. Si, mi querido violoncelito así son las cosas en la vida: unos tienen la bolsa, otros la calderilla; y quien no tiene ninguna de las dos cosas, no tiene nada. Y nada equivale a muy poco, y poco es no mucho. En consecuencia, nada es siempre menos que poco, y poco siempre más que no mucho, y mucho siempre más que poco. Y así es, así fué y así será. Por fin a la carta, ciérrala y mándala a su lugar de destino.
De su adorable primín
mi culo no es de Berlín.
Posdata:
Recuerdos de mi parte y de la de todos nosotros para su señor progenitor y sra. progenitora. Es decir, a quien se tomó la molestia de hacerla a usted y a la que se dejó hacer. Mi padre le da la bendición de tío y mi hermana le da mil besos de prima. Y el primo le da lo que no le debería dar.
Ángel mío, corazón, la espero con desazón. Adieu, ángel, adieu.
Su siervo obediente y cortés,
mi culo no es vienés.»
(1) Mi muy querida prima
(2) Juego de palabras entre Bäschen, en aleman, diminutivo de «prima», y Bässchen, diminutivo de «bajo» violoncelo
(3) Visible e invisible
-Selección y texto de Rafael Esteve
Esta carta está bien ingeniosa… graciosa… ¡Qué cartita!
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Traia lo suyo don Mozart eh! Dicharachero! 😉
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Travieso…. Jajaja.
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Super! 😉
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«Yohannes Chrisostomus Sigismundus Amadeus Wolfgangus Mozartus»… tócate los webs 🙂 ¿te imaginas ya en una isla conmigo?
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Jaja! Cómo me hiciste reir!
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Por no hablar de lo demás, la última rima es muy buena. Me la voy a apropiar 🙂
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Ya sos todo un poeta… como Don Mozartus…! Tambien compones melodias? 😉
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Algún instrumento llegué a tocar, componer no… pero nunca es tarde 🙂
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vamos! que nunca es tarde!
lee esto:
«Durante la cena se habló de mi talento musical. Papá afirma que todavía no es demasiado tarde para que yo pueda convertirme en un artista. ¡Ojala fuera cierto! El problema, sin embargo, es éste: aun admitiendo que yo posea talento, difícilmente sería capaz de estudiar ahora. Han hecho de mí un empleado y, por añadidura, un mal empleado…”.
Así escribía Chaikovski, en 1861, a su hermana Sacha. Son palabras melancólicas que descubren claramente su carácter. El futuro músico fue un hombre profundamente sensible y ansioso, acosado por mil incertidumbres, que empezó a componer muy tarde. Pero la música era su destino, y el joven empleado del Ministerio de Hacienda de San Petersburgo se vio obligado a romper sus hábitos cotidianos, el monótono trabajo de la oficina, el pequeño y oscuro quehacer de cada día, para seguir una vocación que debía llevarlo a la gloria…
estem…
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No me veo yo ahora peleándome con el pentagrama 🙂
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no, hombre, no es cuestion de pelear… es sólo danzar sobre él… y fluir… jaja
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Fluir por el pentagrama? si se sabe…Linda idea
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preciosa!!!!!!!!
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