Flotaba sin esfuerzo alguno contigo a mi lado. Te convertiste rápidamente en el árbol bajo el cual encontré cobijo, fuerza y compañía con tus caricias, palabras y consejos.
La ciencia tiene la nefasta capacidad de echar a perder las ilusiones.
Muestra de ello, es cuando nos damos cuenta que el amor es un sentimiento con fecha de caducidad: a los cuatro años, aproximadamente, las personas dejan de sentirse terriblemente enamoradas y comienzan a dar a paso a la costumbre, compañía o amistad que sustituye los añejos sentimientos de la pasión absoluta que definían los primeros años de una relación. El amor se puede acabar cuando se cae en la monotonía, cuando el sexo deja de ser intenso o cuando llega una persona desconocida que roba la atención de alguno de los dos. «La peor experiencia que puede pasar el ser humano es el desamor, y entre más viejo será peor ese sentimiento, porque cuando se pasa por ese duelo se recuerdan todas las cosas que se han perdido en la vida», indicó Georgina Montemayor de la Facultad de Medicina de la UNAM.
¿Cuántos relatos no hemos escuchado acerca de parejas que después de un romance eufórico cayeron en la más completa de las desgracias? ¿Cuántas veces no hemos sido testigos de una mujer que es engañada por su hombre o viceversa causando una profunda desazón en el que se queda solo y a la deriva de sus emociones?
Tenemos una de esas historias contada a través de las ilustraciones de la diseñadora gráfica Lamiaa Ameen quien da un repaso por la amarga experiencia de la sequía del amor más puro y verdadero:
El enamoramiento
Sí, volé por encima de los rascacielos en cuanto te vi.
Flotaba sin esfuerzo alguno contigo a mi lado.
La consolidación
¡Ah! Me trepaba en ti y volaba hacia lugares remotos, esos sitios con los que siempre soñábamos mientras dormíamos y que hacíamos realidad al despertar.
Eras mi guardián con forma de ave, el hombre que me hacía sentir una mujer realizada y convencida de sí misma.
Sentía cómo, todos los días, renacía de ti y para ti, emergiendo de tu interior mientras la ciudad entera observaba la pasión que nadie más ha vuelto a tener en la vida.
Me cargabas hasta un infinito donde juntos descubríamos nuevas dimensiones de amor, lenguaje y compañía.
Éramos astronautas de un navío galáctico al que nada podía destruir.
La decadencia
El limbo
Soy un alma errante, flaca, carente de todo si tú ya no estás presente.
No tengo cuerpo, los muebles ni siquiera notan mi presencia.
Estoy más muerta que todos ellos.
He comenzado a desaparecer ante mis propios ojos.
No queda nada en este cuerpo al que antes le hiciste el amor con tanta pasión.
¿Acaso te acordarás que esta mujer aún piensa en ti en la inmensidad de esta cruel ciudad llena de contaminación?
Para olvidar este dolor he comenzado a deshacerme de tus pertenencias comenzando por los libros que escribiste y que son un recordatorio de dolor para mí.
Cuando tus palabras hayan sido desechadas respiraré tranquila.
Quizás en ese momento comience a sentirme un poco más completa.
Tal vez un día vuelva a ser yo misma.
Y aunque no lo creas, ruego porque regreses… para que volvamos a reconstruir nuestros sistema solar plagado de sueños, alegrías y un amor infinito más grande que todos los monstruos del Universo.
El arte de Lamiaa Ameen revela una capacidad muy alta para crear ambientes de profunda introspección, surrealismo y melancolía.
Su arte está claramente basado en las oscuras relaciones entre una mujer y un hombre, la cual propicia todo tipo de emociones: «A veces siento que los hombres socavan a las mujeres, y las hacen sentir más débiles quizás, o menos inteligentes, cuando técnicamente creo que somos emocionalmente más fuertes y más liberadas. Para el público, el hombre lidera la relación, cuando en realidad somos sobre todo nosotras y probablemente ni siquiera se dan cuenta»..
-Rodrigo Ayala Cárdenas© Via: Cultura colectiva
Lamiaa Ameen: Instagram