Blue Quandongs-Shona Wilson©
en mi felicidad
en mi cuerpo blando,
en mi pelo largo y brillante –
porque todo eso fue verdadero:
el milagro de mí misma,
sus sueños,
su desesperación.
«Creí que la tierra me recordaba,
me recibió tan tierna, arreglándose
la pollera oscura , con los bolsillos
llenos de semillas y de líquenes. Dormí
como nunca, como una piedra
en el lecho del río, nada
más que mis pensamientos entre el fuego blanco
de las estrellas y yo, y ellos flotaban
livianos como polillas entre las ramas
de los árboles perfectos. Toda la noche
oí respirar los pequeños reinos
a mi alrededor, los insectos, y los pájaros
que hacían su trabajo en la oscuridad. Toda la noche
subí y bajé, como en el agua, forcejeando
con una condena luminosa. A la mañana
me había convertido en algo mejor
por lo menos una docena de veces…»
«Ya de joven decidí que no iba a dedicarme a enseñar porque me gustaba mucho enseñar. Pensé que si quería convertirme en una poeta de verdad (es decir, escribir los mejores poemas que pudiera) tenía que reservar mi tiempo y energía para esa tarea, y por lo tanto no debía hacer ninguna otra cosa que me resultara interesante como ocupación cotidiana. Por necesidad trabajé durante muchos años haciendo tareas muy diversas. Ninguna de ellas, para cumplir con mi promesa, me resultó interesante.
Entre las cosas que aprendí durante esos años, hubo dos de especial interés para los poetas. La primera, que es posible levantarse temprano por la mañana y tener tiempo para escribir (o, incluso, dar un paseo y después escribir) antes de ocuparse de la agenda del mundo. La otra, que para vivir con sencillez y honradamente alcanza con tener dinero para criar una gallina, y además es posible hacerlo con alegría.
Hay algo que siempre supe: que si no vivía mi vida inmersa en la única actividad que siento propia, y que además, para ser honesta, me inspira total felicidad y curiosidad, algún día iba a llegar el arrepentimiento amargo y mortal…»
-Mary Oliver (Extraido de «A Poetry Handbook»)