Arte: Kristin Kest-Graphite and chalk

“Y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.”

-«El amante japonés», Isabel Allende

«Elena y Víctor «cabalgan» a lo largo de toda la noche,el uno junto al otro. Filmar los cuerpos como paisajes: los glúteos de Víctor, los pechos de Elena, los cuerpos desnudos, invertidos y unidos por su epicentro, que parecen uno el reflejo del otro,deben mostrarse con la magnitud y los movimientos propios de los fenómenos de la naturaleza.

(Habrá que utilizar cámaras de alta velocidad e ingeniárselas con los encuadres).

La pareja acaba de hacer el amor por enésima vez. Víctor se ha quedado traspuesto. Elena descansa su cabeza sobre uno de los muslos de Víctor. Descubre cómo el perfil de la otra pierna recibe la luz de la ventana…«

-Pedro Almodóvar («Carne trémula» Secuencia 107 del guión)

«Espiar las salientes, las curvas y los perfiles humanos forma parte de un deseo que -supone este incipiente voyeurista- obedece a dos razones contundentes.

Una está relacionada con el piel a piel de la sexualidad, con la respiración alterada que nos provoca el cuerpo que nos gusta.

Antes de tocarlo, si llega el momento, deseamos saborearlo con la mirada, gozarlo con la imaginación.

Verlo.

La otra razón es desexuada, pero igualmente fuerte.

Nos intriga el contorno desnudo de los otros porque allí se destaca todo lo que la ropa logra tapar: las identidades grabadas en la piel son indelebles.

Una estría, una panza un poco más marcada que lo esperable, un pubis con un misterio distinto al soñado o unas piernas más musculosas que lo previsible nos cuentan demasiadas cosas sobre la persona que tenemos enfrente.

El cuerpo grita historias que a menudo no queremos dar a conocer sobre nosotros mismos pero que -ah, la perversidad- deseamos escuchar sobre los demás.

Será por eso que el desnudo también genera confianza: cuando dos personas que se quieren están frente a frente sin nada que las cubre comienza un nivel de intimidad que, más allá de lo que suceda en ese momento, marca un pequeño hito en la pareja.

En ámbitos muy diferentes, el desnudo también está ligado a una cierta imagen de entrega.

Pensemos en el vestuario de hombres donde se construye un ambiente de cofradía entre desconocidos por el sólo hecho de aceptar la regla básica de mostrarse y verse al natural.

Sin embargo, nada hay tan común a los seres humanos como nuestros propios cuerpos.

Lo común también resulta misterioso, excita y genera curiosidad.

Ignoro cuánto hay de natural y cuánto de cultural en esta atracción por algo que, objetivamente, no depara mucha sorpresa.

En lo personal, nunca me sentí cómodo ante la idea de comunidad nudista donde, dicen, tanta exposición borra el lugar de Eros, de pasión, de fuerza a punto de explotar que tiene el cuerpo.

Siempre viví en el otro extremo, rodeado por el convencimiento de que es mejor aceptar la magia de algún velo para potenciar secretos impregnados de piel que sólo mostraremos cuando y a quienes querramos.

La aventura reside en nosotros mismos, en explorar nuestros cuerpos y compartir la magia que -más allá de las razones- se genera cuando decidimos quitarnos la ropa…»

-Daniel Ulanovsky Sack

Arte: Kristin Kest-Colored pencil and graphite


«Cuando Eva mordió la manzana se dió cuenta Adán de que estaba desnuda,
pero Eva, sin tiempo aún para vestirse,
de momento era inocente como los lirios del campo
que no hilan ni tejen.»

José Saramago, «El año de la muerte de Ricardo Reis»

Art, Illustration and photography by Filippa Jean Edghill.

«Cuántos días dura la alucinación total del deseo?
Cuántos días puede durar el sol grande y turbulento?
Muy pocos.»

-Pierre Drieu La Rochelle («El momento oportuno»)

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