.las cartas más apasionadas del mundo-Nostálgicas III

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.las cartas más apasionadas del mundo-Nostalgicas III

La ternura sobresale en las cartas de Fernando Pessoa. Esta carta mezcla este sentimiento con la nostalgia y con los reproches. En sus cartas eran habituales las despedidas originales como ésta del 25 de marzo de 1920: «Adios, amor. Besos, besitos, besones, besocos, besocas y besitiritos de tu siempre muy tuyo Fernando» o «Un regimiento de besitos, de tu siempre y muy tuyo Fernando». (26 de marzo de 1920).

Fernando Pessoa a Ofelia Queiroc
20 de marzo de 1920
Bebé mío, Bebecito mío querido:
«Sin saber cuándo te entregaré esta carta, estoy escribiendo en casa, hoy domingo; después de terminar de arreglar las cosas para la mudanza de mañana por la mañana. Estoy otra vez mal de la garganta; hace un día de lluvia; estoy lejos de tí, y esto es lo que tengo para entretenerme hoy, con las perspectivas del fastidio de la mudanza de mañana, con lluvia quizás y conmigo enfermo, a una casa donde no hay absolutamente nadie… Naturalmente (a no ser que esté ya enteramente bueno y arregle las cosas de otro modo), lo que hago es ir a pedir refugio aquí en la Baixa a Mariano Saint’ Anna, que además de dármelo de buen grado, me trata de la garganta con competencia, como hizo el día 19 de este mes cuando tuve la otra angina.
No te imaginas la añoranza de tí que siento en estas ocasiones de enfermedad, de abatimiento y de tristeza. El otro día, cuando hablé contigo a propósito de estar enfermo, me pareció (y creo que con razón) que el asunto te fastidiaba, que eso te importaba poco. Comprendo bien que, teniendo tú salud, pocos te aplicas porque los demás sufran, inclusos cuando esos «demás» son, por ejemplo, yo, a quién tú dices amar. Comprendo que una persona enferma es molesta y que es difícil ser cariñoso con ella. Pero sólo te pediría que fingieses ese cariño, que simulases algún interés por mí. Eso, por lo menos, no me afligiría tanto como la mezcla de tu interés por mí y tu indiferencia por mi bienestar.
Mañana y pasado, con las dos mudanzas y mi enfermedad no sé cuándo te veré. Cuento con verte a la hora indicada mañana: a las ocho de la noche o de ahí en adelante. Voy a ver, sin embargo, si consigo verte al mediodía (aunque esto me parezca difícil), pues a las 8, quien está como yo debe estar acostado.
Adiós, amorcito, haz lo posible por quererme de verdad, porque sientas mis sufrimientos porque desees mi bienestar; procura, por lo menos, fingirlo bien.
Muchos, muchos besos de tu siempre tuyo, pero muy abandonado y desolado…»

FERNANDO

-Selección de Alicia Mizrahi

(no sé por qué me conmueve tanto este video, cada vez que lo vuelvo,  a ver)

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