.Michelangelo Buonarroti
«La Capilla Sixtina del Vaticano era, desde ya hacía mucho tiempo, lugar de oración y sede de la elección de los papas. Pero fué el Papa Julio II quién pensó que la decoración de la capilla era demasiado aburrida y, eligió a Michelangelo Buonarroti para el proyecto de rehacer el techo. Michelangelo protestó, dijo que él era escultor, no pintor; el hecho era que, en realidad, prefería esculpir, y sabía que pintar el techo de una cúpula a veinte metros de altura era un proceso que llevaría años y requeriría desarrollar un nuevo técnica de pintura. Pero el Papa Julio II insistió, y Michelangelo comenzó cuatro años de un trabajo durísimo, que se convertiría en su obra más famosa.
Al comienzo Michelangelo contrató a otros reconocidos pintores de frescos para que lo ayudaran, pero después de ver sus primeros trabajos, los despidió, quitó lo que ellos habían hecho y se encerró en la capilla para hacer el trabajo, solo. Gran parte de la experiencia fué penosa para él. El Papa Julio II solía regañarlo y se olvidaba de pagarle. Su salud se quebrantó y debió luchar contra el moho y la humedad en la capilla. Las ropas se le pudrían sobre el cuerpo. Y debía luchar constantemente contra la difícil tarea de pintar figuras en perspectiva en una superficie curva, de cúpula. Michelangelo escribió que, con frecuencia, sentía que estaba perdiendo el tiempo «sin lograr resultados». Repintó varias veces figuras que parecían estar terminadas. Un amigo suyo le preguntó por qué se tomaba tanto trabajo con figuras que sólo se verían a la distancia- «¿Quién sabrá si son perfectas o no?», le dijo. Michelangelo respondió: «¡Yo!».
Michelangelo perseveró hasta que, al final, logró terminar el fresco más grande y famoso del mundo. Una vez escribió: «Me esfuerzo más que cualquier hombre que haya vivido […] y con gran agotamiento;sin embargo, tengo la paciencia para llegar hasta la meta deseada».
Cuando los frescos de la capilla quedaron terminados, cubrían casi dos kilómetros cuadrados, con más de trescientas figuras. Los teólogos admiraron los temas de sus trabajos. Los críticos de arte elogiaron la belleza de su obra y comentaron la complejidad de las figuras. Millones y millones de visitantes a lo largo de los siglos han quedado boquiabiertos ante sus retratos.
Toda la vida de Michelangelo es la personificación de la paciente perseverancia apuntada hacia la perfección. Pasó catorce años como jefe de arquitectos y artista de la Nueva Sacristía de Florencia, mausoleo de los miembros de la familia Médici. También construyó la Biblioteca Laurentina, con varias innovaciones arquitectónicas, para esta familia. Entre sus proyectos arquitectónicos se encuentran en Centro Cívico de la Plaza de Campidoglio y el interior de la Basílica de San Pedro.
Las obras de Michelangelo como escultor están entre las más famosas del mundo: la Piedad, en San Pedro; el David, el Moisés, el Esclavo Moribundo y el Esclavo Rebelde, estas dos últimas para la tumba del Papa que lo contrató y lo persiguió para que completara la Capilla Sixtina Julio II.
Como parte de su testamento, Michelangelo escribió: «Muerto en la fe de Jesucristo y en la firme esperanza de una vida mejor…»
Gracias Gabita; es refrescante poder encontrar algo fuera de este mundo en medio de tanto ruido 🙂
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A vos! Abrazo!
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Gracias, es muy lindo lo que nos regalas, buena semana!
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Muchas gracias a vos, Silvia, por tan lindo comentario! Bendiciones y buen lunes-
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sublime!
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Muchas gracias Montse!!! 🙂 Bendiciones!
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